Cerró la puerta del auto y sacó un cigarrillo para posteriormente encenderlo. Guardó el mecheró y se subió el pantalón, con el cigarro entre los labios. Llevaba unas gafas oscuras y el sol iluminaba intensamente su cabello rubio. La camisa azul se ajustaba a su cuerpo, haciéndolo lucir ancho y estético. Se apoyó en el vehículo mientras disfrutaba su cigarro y observaba a los estudiantes yendo hacia la Universidad de New York.
Estaba solo, con la intención de pasar desapercibido, es decir, como un civil más, y si es posible, un estudiante más de aquella institución privada. Si bien su rostro le delataba los treinta años, procuró llevar una gorra, con el vago intento de lucir lo más juvenil posible.
Su objetivo principal era conocer cuán presente estaba Rose entre los estudiantes; saber quién vendía y quien compraba; saber qué fue lo qué pasó con los cuatro estudiantes que fallecieron hace días por sobredosis; tres cursaban medicina y uno leyes.
Se encargaría personalmente de recabar la información, por lo que dividió el resto de las tareas a sus colegas. En cuanto asignó las labores, solicitó una reunión con el director de la institución, para comunicar la estrategia a llevar a cabo, y que esta pudiese realizarse efectivamente, lo cual implicaba ingresar a la clases mientras duraba la investgación si era necesario, y compartir activamente dentro de las instalaciones, incluyendo una habitación en los dormitorios. Por supuesto que la dirección no se negó. No buscaba meterse en líos relacionado a las drogas. Mucho menos quería que el estatus de la universidad decayese.
No era primera vez que se filtraba en una universidad para investigar un caso. No obstante, había pasado tiempo desde la última vez que trabajó como infiltrado. En los últimos años se dedicó arduamente en casos en los que públicamente se dio a conocer que él sería el encargado. Este caso sería un gran reto para él, lo sabía y lo tenía claro. La falta de datos y los vacíos de información que habían en los relatos eran sospechosos, propio acto de grupos poderosos, como lo sería la enigmática mafia. Por tanto, él mismo se atribuyó buscar la información, empleando su atractivo para acercarse a los jovenes.
Era temprano, a penas habían pasado unas horas desde que amaneció y ya pudo percibir un fuerte aroma a marihuana. Tiró el cigarro al asfalto y se propuso iniciar con su investigación.
Habían diversos grupos sentados en las bancas, algunos en el césped y otros yendo directamente hacia la universidad.
Discriminó los grupos, analizándolos. Sabía que no podría ingresar en estos tan fácilmente, sin conocerlos en lo absoluto. Los ricos eran amigos de los ricos. Y tenían una mentalidad de ricos. Por ello, necesitaba acercarse a alguien que aparentaba mayor receptabilidad y amabilidad, y no engrandecimiento y soberbia.
Se dio cuenta que sintió una mirada a unos metros de él. Era un chico con rasgo asiáticos, sentando solo en una banca, con un libro en sus piernas. Sus ojos eran rasgados y su rostro redondo y suave. Parecía joven e iluso. Aunque lucía notoriamente cansado, con ojeras bajo sus ojos.
No dudó en caminar hacia él, con las manos en los bolsillo. Al llegar frente a él, le sonrió.
—Hola... sabes, ha pasado una semana y recién pude asistir a clases... ¿puedo sentarme? Vengo desde Los Ángeles, de la Universidad de California.
Yoongi se sintió incómodo frente la presencia del hombre. Claramente era mayor, por su forma de vestir y de hablar. Había llegado hace menos de una hora a la universidad, con la intención de leer antes de entrar a clases, aprovechando el sol de la mañana. Pero la interrupción de ese sujeto le molestó. Asimismo, no se sentía del mejor ánimo por el leve dolor de cabeza que tenía. Omitiendo ese síntoma y el cansancio, no tenía una mayor resaca.
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The City | Taekook Kookv
Fanfiction1996. Nueva York. Mafia. Sangre. Drogas. Prostitución. Pornografía. Violencia. Muerte. En ese lío de situaciones, Taehyung jamás pensó en encontrar el amor en un joven granjero estudiante de medicina. No obstante, lo que no sabía Taehyung es que Ant...