CAPÍTULO 7

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MINDY GONZALES

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MINDY GONZALES

Mindy estaba desnuda, tenía los muslos cerrados y cubría sus pezones con su brazo. Frente a Nathaniel, quien semi desnudo exhibía su perfecta figura de deportista de alto rendimiento, Mindy se sintió inadecuada. De pronto, sus muslos eran muy gordos, sus caderas muy anchas y sus pechos descomunales. De pronto, su cuerpo entero se sintió como si se desbordara a las orillas.

Sus inseguridades volvieron a atiborrar su mente, todas con la voz del mismo hombre de siempre. Los moretones ya no estaban ahí, pero en ese momento dolieron como si fueran lesiones frescas y el aire le faltó.

-Hey, ven aquí.- Solicitó Nathaniel con voz suave. -Ven conmigo, preciosa.-

Despacio, Mindy acató su llamado, parándose delante de él.

-¿Puedo abrazarte?-

Mindy asintió y Nathaniel la abrazó con firmeza pero sin fuerza, dejándole el suficiente espacio para no sentirse sofocada pero sí protegida.

-Si necesitas aire, respira hondo.- Instruyó. -Y si sientes que no es suficiente, tómalo de mi boca.-

Mindy cerró los ojos.

-Tómalo de mi.-

Mindy abrazó su torso, sintió la firmeza de su espalda, la suavidad de su piel.

-Dime que es lo que te abruma en este instante.- Pidió. -Veremos que podemos hacer.-

Mindy tragó saliva, sintiendo la vulnerabilidad anticipando su siguiente confesión.

-Me siento... fea.-

Horrible.

Inadecuada.

Insuficiente.

Nathaniel asintió y la soltó.

-Acompáñame.-

Frente a los pies de la cama, se encontraba un armario con puertas de cristal que servían como un espejo. Nathaniel se sentó en la orilla, piernas abiertas. Se acarició los muslos y la miró.

-Toma asiento, con tu espalda en mi pecho.-

Mindy lo hizo y escuchó el suave gemido de Nathaniel al sentir su peso sobre su entrepierna de la cual protruía el bulto de su excitación.

El espejo estaba delante de ellos, el cuerpo de Mindy estaba completamente en exhibición, reflejado en el cristal. Sintió el impulso de cubrirse con las manos.

-¿Te sientes fea?-

Mindy asintió.

-De acuerdo, suficiente.- El hombre dijo con voz autoritaria pero suave. -Mindy mírame.-

La chica permaneció mirando sus rodillas.

-Baby Girl, por favor, mírame a los ojos.-

Mindy llevó muy despacio su mirada hacia él y lo observó con ojos vidriosos.

LAS CRÓNICAS DE MINDY (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora