XVI

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Jack Frost

En el momento en que vi a Elsa caer, en el momento en que la vi cerrar sus ojos, sentí como el miedo se apoderaba de mí, tomando cada parte de mi cuerpo, cada filamento de mí, y lo único que pensé, fue en que tenía que salvarla.

Corrí donde ella y envolví su cuerpo con mis brazos.

—¡¿Qué hiciste maldito psicópata?! —Grité al tipo que estaba arriba aún, mirando impactado la escena ante nosotros.

—Aléjate de ella —Murmuró aún en estado de shock. —¡Suéltala!

Él corrió escalera abajo, pero yo abracé el cuerpo de Elsa contra mí, protegiéndola de ese monstruo.

—¡No te acerques! ¡No te atrevas a tocarla! —Exclamé, él se quedó de pie, aún en shock, mirando a Elsa inconsciente en mis brazos. —Mierda —Murmuré al ver que la herida de su frente no dejaba de sangrar. Coloqué mi mano en esa zona y acomodé su cabello. —Elsa, Elsa despierta... tranquila, pequeña cantante, vas a estar bien, todo estará bien —Comencé a murmurarle.

Pero ella estaba completamente inconsciente.

—¿Hola? Necesito una ambulancia ¡Es urgente! ... —Cuando menos lo noté, Hans estaba llamando una ambulancia. —En el hotel Aspen suites. ¡Es Elsa Helland, la cantante, es famosa y rica, da igual el dinero! ¡Vengan ahora!

Lo vi finalizar la llamada e inclinarse junto a Elsa.

—¡Aléjate de ella!

—¡Ya cállate! —Gritó frunciendo el ceño. —¡Todo esto es tu culpa!

—¡¿Mi culpa?! Tú sí que estás idiota.

—¡Tú la manipulas y le metes ideas en la cabeza para que deje su carrera!

—¡Yo no he hecho eso! ¡Si ella quiso alejarse de ti, fue porque todos ustedes la manipulan, le hicieron llegar a los malditos problemas mentales y lo siguen haciendo, no conocía a Elsa en ese entonces pero créeme que si lo hubiera hecho, hace tiempo la habría apartado de todos ustedes! ¡Ninguno de ustedes jamás la ha entendido ni se preocupan de ella! —Cuando me di cuenta, mi respiración estaba muy alterada. —Así que, no me vengas a decir que yo soy quien la manipula. Porque yo la amo, y jamás haría algo tan bajo como derribar su sueño.

Hans me miraba con la mandíbula tensa, y muy serio, parecía que en cualquier momento se lanzaría sobre mí.

Pero en ese momento, el personal del hotel llegó corriendo.

—¿Que está pasando? ¿Por qué hay tanto alboroto?

Ambos volteamos. Había dos hombres.

—Un accidente —Dijo Hans en seguida, algo nervioso. —Elsa cayó de la escalera, está inconsciente, ya llamé a la ambulancia, vienen en camino.

—Bien, vamos, deberían bajarla a recepción.

Hans intentó acercarse a ella, con la intención de tomarla en brazos.

Pero me negué.

—No, si alguien la llevara, seré yo.

Hans me miró, tenso.

—Deja de poner drama por todo. —Sentenció. —Soy su representante, en un segundo te puedo hundir, no compliques más las cosas si no quieres problemas ¿Crees que vas a responder tú si algo llegase a pasarle?

Estaba furioso. Ese tipo me tenía hasta la puta madre.

—Yo la llevo —Dije antes de ponerme de pie con ella en brazos.

El, a regañadientes y para no armar un escándalo frente a la gente, decidió seguirme en silencio.

Desde ahí, todo pasó muy rápido. La ambulancia llegó poco rato después, Elsa no dejaba de sangrar y no recuperaba la conciencia.

Memorias de una canción [JELSA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora