VIII

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Elsa

Jack Frost ya no quería verme, bien. Entonces no me iba a ver más.

Después de todo, a mí no me hacía nada de bien verlo. Estaba creando un extraño sentimiento con él que no me llevaba para nada bien, y eso me aterraba.

Al día siguiente de aquella horrible discusión que tuvimos, me levanté más temprano de lo normal, eran las 6 de la mañana, con pesadez, pero una gran razón también, me levanté de la cama, me di una corta ducha encendí la chimenea, me preparé un café y con sigilo, sin hacer mucho ruido, salí de casa abrigada. No llevaba dinero, porque ya no podía darme el lujo de gastar como si nada, así que prefería ir sin nada.

No fui a casa de Anna, ni de Carl.

Fui a Alaska's Harmony.

En cuanto Maren me vio, corrió donde mí y me dio un fuerte abrazo.

—Elsa, Dios, lo siento mucho.

Solo sonreí, e intenté apartarla. No estaba acostumbrada a tanta muestra de afecto.

—Maren...

—Los chicos me contaron lo que sucedió, no creí que pasaría algo así ¿estás bien?

Hice una mueca.

—Sí, está algo morado, pero ahora llevo maquillaje —Le expliqué. —De todas formas, no es tu culpa, no te sientas culpable. Estas cosas pasan.

Maren Frunció los labios y volvió a abrazarme.

—De verdad lo siento mucho.

—Mira, no te preocupes por eso ahora, ya pasó y lo único que quiero es borrarlo de mi mente.

—Bueno, si hay algo que pueda hacer por ti, no dudes en decírmelo ¿de acuerdo?

Asentí brevemente, sin dejar de mirarla.

Maren sonrió.

—¿Qué? ¿Pasa algo? Estás distinta...

Negué, desviando la mirada.

—No, nada. Está todo bien.

—¿Segura?

Fruncí los labios y me senté en la banqueta del piano. No eran ni las 8 de la mañana, el lugar estaba completamente vacío, y Rider se encontraba en la bodega, así que estábamos solas.

—Solo... No quiero volver a casa —Murmuré. —¿Puedo...? —Señalé el piano.

Maren asintió.

—Sabes que sí, ni siquiera lo preguntes. Yo iré a acomodar algunas cosas a la bodega, no tardo.

Asentí, y, aprovechando que estaba sola, que no había ni un cliente en la tienda, toqué para mí misma.

Fundí mis dedos en el piano, toqué las melodías que sonaban en mi interior, la música que sonaba en mi alma, intentando pensar solo en mí.

Intente ignorar el hecho de que estaba aquí a las 8 de la mañana.

Que era culpa de Jack.

Intenté ignorar ese sentimiento de tristeza y decepción.

¿Por qué yo iría a estar decepcionada de Frost? Él no era nada para mí, y así debía seguir siendo.

Jack sólo el chico con el que desafortunadamente me tocaba compartir casa.

Pero eso no sería eterno.

Pronto, iba a dejar de vivir bajo su mismo techo. Solo era cuestión de tiempo.

Memorias de una canción [JELSA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora