Capítulo 11

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(Maratón 1/3)

– Dame eso – Clarisse le arrebato de las manos el libro a la castaña.

– No puede ser, no puede ser – se lamentó Leo.

– ¿Cómo se te va a caer el libro? – lloriqueo Hermes.

– Ya cállense. Clarisse, comienza – apresuro Thalia.

Podía sentir el palpitar de mi corazón en los oídos, recogí el libro lo más rápido que pude y comenzamos a dar pequeños pasos hacia atrás en el pasillo mientras veíamos la fijamente a la puerta.

Una sombra se deslizó a través del cristal iluminado de la puerta de la oficina del Sr. Brunner, la sombra de algo mucho más alto que mi profesor en silla de ruedas, sosteniendo algo que lucía sospechosamente como un arquero.

– Era Quirón su forma de Centauro – concluyo Leo.

– No me digas – dijo Nico para seguido recibir un codazo de parte de su novio.

Abrí la puerta más cercana que tenía y le hice señas a Leah para deslizarnos hacia adentro.

Unos pocos segundos después se pudo oír un golpeteo lento clop-clop-clop, como bloques huecos de madera, luego un sonido como de un animal resoplando justo fuera de la puerta. Una gran y oscura sombra se detuvo frente al cristal y luego continuó.

Volví a respirar, ni siquiera me había dado cuenta que había dejado de hacerlo. Voltee hacia la pelinegra que tenía las manos cubriendo su boca mientras veía con los ojos más abiertos de lo normal todavía hacia la puerta.

En algún lugar del pasillo, el Sr. Brunner habló. "Nada," murmuró él. "Mis nervios no han estado bien desde el solsticio de invierno."

"Los míos tampoco," dijo Grover. "Pero hubiera jurado..."

"Vuelve al dormitorio, Grover" le dijo el Sr. Brunner. "Mañana tendrás tu último examen y debes estudiar".

"No me lo recuerdes."

Las luces se apagaron en la oficina del Sr. Brunner.

Esperamos en la oscuridad por lo que parecieron horas.

Finalmente, salimos al pasillo y nos encaminamos hacia los cuartos. Nos tuvimos que separar en la mitad con el acuerdo de hablar mañana ya que las habitaciones de los chicos y chicas eran separadas y como Grover había vuelto Leah ya no se podía quedar.

Cuando llegue Grover estaba tendido en su cama, estudiando sus notas para el examen como si hubiera estado ahí toda la noche.

– Hey - dijo él, con ojos cansados - ¿Estas listo para este examen?

No respondí, simplemente me le quedé mirando fijamente pensando en lo que acababa de ocurrir.

– Te ves horrible - Él frunció el ceño - ¿Todo bien?

– Solo....cansado – dije al final.

Me voltee para que no pudiera ver mi expresión real.

En estos momentos en la persona que menos confiaba era en Grover.

– Percy – dijo Grover cohibido.

– Tranquilo Grover, ahora entiendo esa conversación y confió plenamente en ti – le tranquilizo el pelinegro.

No entendía lo que había oído abajo. Quería creer que lo había imaginado todo.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora