Capítulo 12

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(Maratón 2/3)

- Pásame el libro, por favor - pidió Lou.

- Capitulo muy tranquilo para mi gusto - se quejó Ares.

- Silencio, vamos a empezar - lo callo Hera.

Al día siguiente ya tenía todas mis maletas listas, y estaba en el comedor desayunando.

Los otros chicos, bromeaban alrededor, hablando de sus planes para las vacaciones. Uno de ellos iba a un viaje de excursión a Suiza. Otra iba a cruzar el Caribe por un mes. Ellos eran delincuentes juveniles, como yo, pero eran delincuentes juveniles ricos.

Sus padres eran ejecutivos, o embajadores o celebridades. Yo era un don nadie, de una familia de don nadie.

- ¿Cómo nos acabas de llamar? - salto Zeus.

- ¿Don nadie? ¿Yo? No puede ser, creo que me voy a desmayar - dramatizo Apolo.

- Cállate, Apolo - lo silencio su hermana haciendo que este hiciera un puchero.

Ellos me preguntaron lo que haría este verano y les dije que volvería a la ciudad. Lo que no les dije fue que tendría que obtener un trabajo de verano sacando perros a pasear o vendiendo subscripciones a revistas, y gastando mi tiempo libre preocupándome acerca de a qué escuela iría en otoño.

- ¿Trabajar? Si solo eras un niño - se lamentó Hestia.

Percy no pudo no detenerse a pensar en lo poco que sabían los Dioses de tener que vivir en el mundo mortal, siempre rodeados de lujos y teniendo todo lo que desean con solo chasquear los dedos sin ponerse a pensar en los demás, incluso muchos de sus hijos estaban viviendo así o peor en esos momentos y ellos no harían nada.

- Oh - dijo uno de los chicos - Eso es genial.

- Casi no se te nota lo poco que te importa, casi - dijo Jason rodando los ojos.

Ellos volvieron a su conversación como si yo nunca hubiera existido. La única persona a la que temía decir adiós era Grover, aunque después de lo que paso no habíamos hablado mucho, pero seguía siendo mi amigo, al final resultó que no tenía que hacerlo. Él había reservado un billete a Manhattan en el mismo Greyhound que Leah y yo, así que ahí estábamos, juntos otra vez, en dirección a la ciudad.

Durante todo el viaje de autobús, Grover seguía mirando nerviosamente por el pasillo, observando los otros pasajeros. Leah y yo nos volteamos a ver para estar seguros de que ambos nos habíamos dado cuenta de su comportamiento extraño. Se me ocurrió que él siempre actuaba nervioso e inquieto cuando salíamos de Yancy, como si esperara que algo pasara. Antes, siempre asumí que él estaba preocupado de que se burlaran de él, Pero ahora no había nadie para burlarse en el Greyhound.

Finalmente, no pude soportarlo más.

- ¿Buscando a la señora Dodds? - solté, Leah que estaba delante de nosotros sentada se volteo como el exorcista con los ojos como platos viéndome fijamente.

- Sutil - se burló Nico.

- ¿Qué......Qué quieres decir? - casi cae del asiento por la pregunta.

Confesé sobre Leah y yo escuchándolos a él y al Sr. Brunner la noche antes del examen.

Ahora fue Grover el que se giró como el exorcista hacia Leah que le sonrió tensa mientras lo saludaba. Los ojos de Grover temblaban.

- ¿Qué tanto escucharon?

- Oh....no mucho.... ¿Cuál es el plazo del solsticio de verano? - Él hizo una mueca.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora