Capítulo 13

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(Maratón 3/3)

– Yo quiero leer – se ofreció Travis. Lou le paso el libro y volvió a comenzar la lectura.

En la parte trasera del autobús, el conductor arrancó una gran cantidad de humo fuera del compartimiento del motor. El bus se estremeció y el motor rugió volviendo a la vida.

Los pasajeros aplaudieron.

– ¡Bien maldición! - gritó el conductor. Golpeó el autobús con su sombrero - ¡Todo el mundo a bordo de nuevo!

Leah llego corriendo a mi lado ofreciéndome una manzana.

– Gracias – agradecí suavemente.

– ¿Estas bien? Tienes esa cara que pones justo antes de enfermarte.

Y no se equivocaba, una vez que subimos empecé a sentirme enfermo, como si hubiera atrapado un resfriado. En medio de susurros le contaba la rara reacción de Grover.

Hablando de él no lucía mucho mejor. estaba temblando y sus dientes castañeaban.

– ¿Grover?

– ¿Sí?

– ¿Qué no me estás diciendo? - Se secó la frente con la manga de su camisa.

– Percy, ¿Qué viste allá en el puesto de frutas?

– ¿Hablas de las ancianas? ¿Qué hay con ellas, hombre? Ellas no son como...la Sra. Doods, ¿no?

Su expresión era difícil de leer, pero tuve la sensación que las mujeres del puesto de frutas eran algo mucho, mucho peor que la Sra. Doods.

Y cuanta razón tienes – dijo la Diosa del amor.

– Solo dime lo que viste – pidió.

– La del medio sacó sus tijeras y cortó el hilo – resumí.

Él cerró sus ojos e hizo un gesto con sus dedos que pudo ser señalándose a sí mismo, pero no lo fue. Era algo más, algo casi anciano.

– ¡Oye! – reprocho el sátiro al ojiverde que se reía en silencio.

– Tú la viste cortar la cuerda.

– Sí, ¿Y? - Pero en el momento en que lo dije, supe que había un gran problema.

– Esto no está pasando - murmuró comenzando a morder su pulgar – No quiero que esto sea como la última vez.

– ¿Qué última vez?

– Siempre sexto grado. Nunca pasan el sexto.

– Underwood, necesito que nos hables – Leah chasqueo los dedos enfrente de su cara para atraer su atención – solo nos estas confundiendo.

– Déjenme acompañarlos a casa después de la estación de autobuses – me miro – Promételo - Me parecía como una extraña petición, pero se lo prometí.

– ¿Es esto como una superstición o algo? -pregunté.

No respondió.

– ¿Cuándo alguien corta un hilo significa que alguien va a morir? El hilo de la vida – pregunto Leah en un bajo susurro con voz ahogada.

– Tiene un conocimiento amplio para su edad – asintió con satisfacción Atenea.

– ¿Ahora de que estas hablando tu? ¿Qué les ocurre a ambos? – comenzaba a desesperarme.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora