Capítulo 4

2.2K 143 18
                                    

La sala quedo en silencio, nadie hablaba. Todos tenían la mirada sobre Percy, incrédulos y negando aceptar lo que acaban de escuchar, incluso Dionisio alzo la vista de su revista para mirar confundido a Perry Jonhson.

– Wey contexto plis – obviamente solo existía una persona en el mundo que diría eso en un momento como este.

– ¡Leo! – le reprendió Piper dándole un zape en la cabeza.

– Solo era una pregunta, cálmate reina de la belleza no hace falta recurrir a la violencia.

– Leo tienes razón, queremos una explicación – dijo Annabeth severamente.

– Solo sigan leyendo, sí. allí se explica todo – eso fue lo único que dijo, estaba enojado, ellos no debían de estar leyendo eso. Era su vida.

– ¿Quién quiere leer? – pregunto Artemisa, Atenea le hizo una señal para que le entregara el libro.

Leah Hamilton, mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Una enana de que mide 1,60 con problemas de ira, pelo azabache, piel pálida y sus ojos, sus ojos son los que le hacen resaltar entre todas las personas. Leah padece del síndrome de Alejandría lo que hace que sus ojos sean de un color violeta claro.

Se preguntarán, ¿Cómo una persona como ella que me golpea e insulta puede ser mi mejor amiga?

– En estos momentos creo que todos nos estamos preguntando eso – dijo Jason.

Verán la razón es bastante tonta y no hay mucha historia atrás, cuando entramos a Yancy  a Leah se le ocurrió la idea de fingir que nos odiamos porque según ella nos traería "beneficios," y aunque no lo creía en un principio, si lo trajo.

Todos los profesores nos ponían los trabajos juntos porque según ellos "debíamos pasar tiempo juntos así nos llevaríamos mejor", cuando teníamos trabajos en grupo nos escogían para hacerlo juntos, al final no fue tan mala idea como pensaba.

– Lo peor es que si es buena idea – dijo Atenea, pero por el tono de voz en el que lo decía cualquiera diría que la están obligando, ignorando todas las miradas que le dieron siguió leyendo.

Deja de reírte, idiota – me tiro una almohada que logre esquivar por poco.

Aunque claro, el hecho se ser su mejor amigo no significaba que me iba a excluir de sus insultos.

Vamos tienes que admitir que fue gracioso – ella solo me saco el dedo – en fin, ¿Qué haces aquí? Pensé que me ya habías remplazado por el idiota de Steven – dije acostándome en la cama.

¿Eso que detecto en tu voz son celos, pececito?

– ¿Pececito? – se burló Ares, Percy solo lo miro mal.

¡Oye! Quedamos en que dejarías de usar el estúpido apodo, no es gracioso.

Si lo es. Ahora échate a un lado – dijo empujándome a un lado de la cama para acostarse – estoy aburridaaaa.

Pues que mal, ahora echa para allá que voy a dormir – dije cerrando los ojos, sentí como se giró hacia la derecha para mirarme.

¿Vas a dormir a las 2 de la tarde? – preguntó incrédula.

Si

Esa no te la crees ni tu – la seguí ignorando – ¿Oh vamos, todavía estas enojado? Juro que no te remplace, estaba haciendo algo que nos va a beneficiar a los dos – eso hizo que abriera los ojos y la mirara fijamente, ella solo sonrió mostrando la llave que tenía en la mano.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora