Capítulo 16

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Recuerdo sentir la ingravidez, como que estaba siendo aplastado, frito, y lavado con manguera todo al mismo tiempo. Levanté la frente de la parte posterior del asiento del conductor y dije:

– Ouhg.

Se escucharon gritos ahogados alrededor de la sala, Hestia tenía las manos cubriendo su boca.

– ¡Percy! ¡Leah! - mi mamá gritó.

– Estoy bien...

Traté de sacudirme el aturdimiento. Yo no estaba muerto. El coche no había realmente explotado. Nos desvió a una zanja. Nuestras puertas laterales fueron encajadas en el barro. El techo se había abierto como una cáscara de huevo y la lluvia se vertía adentro.

Relámpago.

Esa fue la única explicación.

Una pequeña sacudida azoto la sala de tronos haciendo que todos se tambalearon, las miradas fueran directas a el Dios del mar que veía a su hermano con ojos sedientos de sangre.

Salimos volando fuera de la carretera.

A mi lado en el asiento de atrás había un bulto inmóvil grande.

– ¡Grover!

Estaba inconsciente, la sangre corría por un lado de su boca. Agité su peluda cadera, pensando:

¡No! Incluso si eres la mitad animal de corral, ¡eres mi mejor amigo y no quiero que mueras!

– Vaya, gracias – le dijo el sátiro sarcásticamente.

Luego se quejó "Comida", y supe que había esperanza.

– Percy - mi madre dijo - Tenemos que...- Su voz se quebró.

Miré hacia atrás. En un relámpago, a través del barro salpicado en el parabrisas trasero, ví una figura pesada hacia nosotros en el hombro de la carretera. La vista de eso hizo que mi piel se erizara.

Era una silueta de un hombre enorme, como un jugador de fútbol. Parecía estar sosteniendo una manta sobre su cabeza. La mitad superior era voluminosa y borrosa. Sus manos levantadas hacían parecer que tenía cuernos.

En la sala de tronos la tensión se sentía en el aire.

Tragué saliva.

– ¿Quién es?

– Tu peor pesadilla – dijo Leo con voz tétrica, todas las miradas se dirigieron hacia él.

– ¿En serio, Leo? – cuestiono Piper mirándolo mal.

– Oh vamos, solo quería cortar la tensión – respondió haciendo pucheros, los demás lo ignoraron y siguieron la lectura.

– Percy - mi madre dijo seriamente - Sal del coche, llévate a tu Leah contigo.

Mi madre se arrojó contra la puerta lateral del conductor. Estaba atascada en el barro. Traté con la mía. Estaba atascada también. Busqué desesperadamente en el agujero del techo. Podría haber sido una salida, pero los bordes estaban muy calientes y fumíferos.

– Atrás – susurro Leah, voltee a ver que se refería, el vidrio trasero estaba completamente agrietado.

Otro relámpago, y por el orificio humeante en el techo ví el árbol al que ella se refería: un enorme árbol de navidad de la Casa Blanca- el pino tamaño de la cresta de la colina más cercana.

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⏰ Última actualización: Mar 30 ⏰

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