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Luego de haber cenado la noche anterior con el juez Morales, Robert consiguió que el FBI acelerara el tedioso papeleo, y ahora tiene unas cincuenta cajas en su oficina con expedientes y evidencia.
– ¿Cuando llegara, Mike? Necesito mi oficina de vuelta.
Faye se sienta en el único espacio sin invadir por las cajas la silla de Robert – En veinte minutos – sonríe ella – Amo que tengas contactos poderosos.
– Es lo bueno de saber que manos estrechar.
Faye saca de su bolso un expediente – Esto es lo que encontré del Doctor Lecter.
Robert camina hacia ella para luego agarrar el expediente, y comienza a leerlo contiene los datos académicos, laborales, y algunos datos personales de Hannibal pero solo desde que tiene veinticinco años en adelante.
– ¿Es todo lo que se tiene de él? – Faye asiente – Creo que debemos visitarlo.
– ¿No te dijo el señor Graham que te cuidaras de él?
– Lo visitare contigo en su lugar de trabajo – sonríe divertido el abogado – Además de que si intenta hacer algo tú te encargas de él.
– Tonto – se ríe ella – Pero si lo que dice del Doctor Lecter es verdad es mejor que seamos cautelosos con él.
– Le diré a María que nos haga una cita para el jueves.
– ¿Llamara a Quántico?
– ¿No tiene un consultorio privado?
Faye le enseña la pantalla de su celular para mostrarle la noticia de que encontraron varios cuerpos en un rio, en las fotos tomadas del día de ayer se ve a Hannibal con el agente Crawford – Al parecer tiene el puesto del señor Graham.
– Interesante – suena el celular de Robert por lo que responde al ver que se trata del hospital donde esta Will – Habla con Cooper.
Le informan que la abogada acusadora quiere hablar con Will pero Robert les dice que no puede, y que si lo intenta de nuevo sin él estar presente buscara que trasladen a su cliente a otra instalación, y que ellos se quedaran con una demanda por daños morales.
Luego de cuelga la llamada – Sí que te interesa este caso – sonríe Faye.
– Faye, no.
Antes de que ella respondiera la secretaria de Robert deja pasar a Mike junto con otros dos hombres. Se empiezan a llevar las cajas, y en menos de diez minutos ellos junto con Faye se van para realizar las nuevas pruebas.
[ 🗡️ ]
Robert sale de la oficina para ir a su reunión con la Doctora Grant, y luego de conducir por treinta minutos llega al consultorio de la Doctora donde ella ya lo está esperando en la entrada.
– ¡Robert! Que alegría de verte de nuevo – ella le da un pequeño abrazo – Pasa tengo el té listo.
– Muy amable de su parte Doctora.
– Sabes que puedes llamarme Zoe, Robert.
Al entrar en la habitación ambos de dirigen al escritorio de ella, donde ya está preparado un juego de porcelana. Primero se ponen al día con una pequeña conservación trivial pero Zoe sabe que esta no es solo una visita social.
– Bien ahora, ¿Qué es lo que me vas a pedir?
– Necesito que evalúes a un cliente mío, Will Graham.
– ¿Es al que acusan de canibalismo? – él asiente – Y tu instinto no cree en esos cargos.
– No comentare nada, Zoe.
– Iré mañana a verlo.
– Gracias – sonríe Robert en tanto deja la taza de té para anotarle como llegar al psiquiátrico – Ten cuidado con el director del lugar es Frederick Chilton.
– Se quién es – se ríe ella – Fue mi alumno durante dos semestres.
– Así que sabes cómo manejarlo – el abogado sonríe – Bueno fue agradable platicar contigo de nuevo.
[ 🗡️ ]
Robert va al hospital a ver a Will para informarle de su reunión de mañana con la Doctora Grant. Ahora lo llevan a un área donde tienen diversas jaulas, y en una de ellas esta Will, él camina hasta él.
– Buenas tardes, Will.
– Cooper.
– Ya que me solicitaste te llame Will para ser informarles – sonríe ligeramente el abogado – Prefiere que uses mi nombre de pila.
– Robert, ¿Qué has descubierto?
– No te puedo informar aquí, ya que por lo visto estamos siendo vigilados.
– En efecto.
– Pero te diré que mañana tienes una reunión con la Doctora que te menciones.
– ¿Solo vino a decirme eso? – sonríe divertido Will.
– No pero preferiría hablar en algún lugar más privado.
Robert camina hasta un escritorio donde un enfermero de cabello castaño para solicitar la habitación de interrogatorios.
Luego de unos minutos guían al abogado y a Will al único lugar del edificio sin micrófonos. Robert cierra la puerta en tanto Will ya está esperándolo sentado en la mesa, y toma asiento frente a su cliente.
– La investigadora que trabaja conmigo en el caso opina que posiblemente alguien más cometió el asesinato de Abigail.
– ¿Y usted? ¿Opina igual?
– Sin evidencia no puedo darte una opinión.
– ¿Y si esa evidencia existiera? ¿Qué diría?
– En tal caso hipotético, Will – murmura Robert sin quitar los ojos de los de su cliente – Te diría que todos han sido ciegos ante la verdad.
