Cap 19. La charla

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Jon había tenido su dosis completa de malos sueños a lo largo de su vida, sin embargo podía decir que no había sufrido una pesadilla en ya algunos años, ahora, el estaba comenzando a pensar que aquellas noches de insomnio y gritos volverían a ser una constante en sus dias, solo que ahora es peor, porque no es el quien enfrenta los demonios.

- No, no, no – no eran gritos los que salían de Damian, eran susurros amortiguados por el dolor y la pena, Jon creía que eran todavía peores que los gritos.

Damian no le había dicho nada a Jon, pero él lo conocía bien, sabia que su novio había estado empezando a recordar a través de los sueños escenarios de aquel suceso traumático, el hechizo parecía estar desmoronándose lentamente, y Jon solo podía observar como el veneno del pasado infectaba a su pareja con rapidez mortal, era como una infección cancerígena que lentamente se comía todo lo demás.

Jon abrazaría a Damian, lo consolaría, lloraría con él y por él, besaría cada parte de su cara, le susurraría aliento a su oído con la voz más calmada que podía reunir, la voz que ponía cuando trataba con niños heridos, aquellos a los que de una u otra forma el mundo les había robado una parte de su inocencia, tocaría con sus fuertes manos la piel que tanto añoraba con algunas cicatrices dispersas y trasmitiría el cariño y amor que profesaba cada vez que tocaba a Damian.

Las pesadillas eran constantes, Jon sabia que no se detendrían, y tambien sabía que Damian podría no querer hablar de ellas en un tiempo, pero estaba bien, el lo acompañaría, asi funcionaban ellos.

- Soy yo amor, estas conmigo, estas a salvo, siempre a salvo conmigo – las palabras de Jon eran un bálsamo en los oídos y la mente atormentada del moreno, y en su tortura mental, se refugio en las cálidas frases de su ser amado.

Poco a poco, las pesadillas se irían, para dejar paso al silencia y la respiración constante de ambos individuos, el cansancio mental y el letargo de haber atravesado la batalla, asi como el calor de su compañero que siempre los acompaña.

- Buenos dias amor – murmuro el pelinegro a Damian.

- Mm... Habibi – fue el saludo de Damian, aquel apodo que funcionaba para tantas cosas en la intimidad de su habitación, aquel que Damian resguardaba con recelo de los oídos de cualquier otra persona, y que Jon encontraba tan deliciosamente satisfactoria.

- ¿Quieres dormir un rato más? – pregunto Jon en un susurro mimoso. Damian no respondió por un rato, mas enfocado en acurrucarse en las sabanas y en el cuerpo de su novio como un gato que no termina de despertarse. Jon rio por lo bajo con cariño y obtuvo su respuesta.

Podía oír a los chicos en la sala, Damian tenía un buen departamento, claramente un Pent-house, una gran cocina con 3 baños y cuatro habitaciones las cuales Damian convirtió en 2 dormitorios, una sala de arte y una biblioteca, Jon admiraba esa parte en especifico de la casa de su novio, podía pasar horas con la presencia tranquila de su pareja al lado leyendo cualquier libro, eran de esos dias en los que solo tenían ganas de estar alrededor del otro, era cursi como el infierno, pero les funcionaba a ellos.

Jonny jugaba un juego de video en la sala de estar mientras Dami se dirigió a la Biblioteca pasando brevemente por la sala de arte y quedándose allí, le sorprendería un poco más sabe que ambos chicos estuviesen despiertos si no supiese ya la hora, eran cerca de las 9, no tardarían en tener hambre si es que no lo tienen ya.

Despertándose un poco mas pero sin moverse, Jon noto que Damian se había quedado dormido otra vez, pero no se molestó en absoluto, la noche no había sido demasiado pacifica, Damian se había despertado unas tres veces y Jon lo había acompañado en cada una, Jon no necesitaba descansar tanto pero Damian se veía agotado y eso rompía el corazón del pelinegro.

De familias complicadas y un amor sencilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora