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Estar en casa sola es lo que menos me gusta últimamente, una adolescente normal estaría haciendo una fiesta o algo así, en cambio yo me la paso sola y encerrada, odio que mis pensamientos me coman la cabeza.

Puedo estar feliz el resto del día, pero cuando es momento de venir aquí, a casa, es deprimente, como si venir aqui me quitará mis energías y lo detesto.

Fui directo a la puerta cuando escuché unos pequeños toques— ¿Tyler?— lo llame confundida.

Este se giro y me miro— Milly... Hola— parecía molesto— ¿Quieres salir un momento?

— ¿No prefieres entrar?

— Si, mejor.

— ¿Que estás haciendo aquí?— lo interrogue. Justo cuando tomamos aciento en el sofá.

Entonces fue cuando me miro— Lamento mucho como actúe contigo en la iglesia— confesó— se que solo estabas tratando de ser una gran amiga, y yo solo te aleje.

— ¿Estás bien ahora, o todavía nesecitas hablar?— lo interrogue.

— ¿Por qué apesto?

— Oye, creí que ya habíamos hablado de esto— le digo de manera tranquila.

— Soy un lanzador terrible en estos momentos ¿Por qué ya no puedo lanzar como antes? ¿Qué me pasó?

— Oye, no eres un lanzador terrible, está bien. Tienes muchas cosas en la cabeza ¿Cómo podrías siquiera concentrarte? Todo tiene arreglo ¿Tu entrenador cuál creé que es el problema?

Tyler dejo escapar un suspiro— habló con mi mamá. Creé que apesto— abrir la boca para refutar pero él siguió hablando— ¿Podemos simplemente quedarnos aquí sin hablar?

No quería hacer eso, guardar silencio me haría pensar y hacerme pensar es pelear con mis pensamientos. Pero sabía que el estaba aquí porque quería alejarse de todos.

— Está bien— fue lo último que dije antes de quedarme dormida en los brazos se mi amigo.

Mi alarma sonó tan fuerte que del susto mi cara beso el suelo, salí corriendo a la cocina a apagarla para no despertar a Tyler.

— ¿Qué fue eso?— brinque del susto al escuchar su voz tras de mi.

— Nada, solo mi alarma— discretamente tire lo que estaba en mis manos.

— ¿Tú, una alarma?— me miró divertido— ¿De qué?

— Eeeeh, no se si lo notaste, pero ya vamos tarde a la escuela— su cara cambio completamente.

— Mierda, la escuela, Eeeeh.

— En mi habitación hay una sudadera tuya.

— Genial, tengo que llegar a casa antes de que mi madre me mate.

— Te veo en la escuela.

Para mí buen gusto el día escolar paso rápido. Y antes de darme cuenta, llegó la hora del almuerzo. Iba por el pasillo cuando el entrenador de Tyler me detuvo.

— Emilia Clark, ¿Verdad? El entrenador Maddox— se presentó antes de girar a mirarlo.

— Si, humm, ¿Cómo lo sabe, señor?— pregunto curiosa.

— Tyler te defiende en las prácticas todo el tiempo, él y Jackson pelean todo el tiempo.
— eso suena a que es muy de Jackson y Tyler— En fin, necesito algunos consejos de un compañero de Ty.

— No se mucho de baseball, pero está bien.

— No tienes que salir a decirme esto, porque se que es privado, pero, ¿Tyler a mencionado lo que le molesta? Se que su cabeza no está en el  baseball.

My own magnoliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora