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Tyler

Eran aproximadamente las dos de la mañana y aún seguíamos todos aquí en el hospital, esperando noticias de Emily, nadie quiso irse hasta que ella despertara, incluso el entrenador Maddox decidió quedarse.

Mi madre me entrego un café cuando vi al padre de Emily entrar por las puertas del hospital, la tía Helen se levantó de su lugar furiosa y con prisa llegó hasta él, cuando el estaba apunto de hablar la tía Helen lo recibió con una a bofetada en el rostro.

— ¿Que estás haciendo aquí?— le dramo Helen.

— Es mi hija— le respondio en una manera tranquila.

— ¿También fue tú hija cuando le insinuaste que mato a su propia madre?— mi madre tomo su mano para alejarla de él.

— Veo que te contó— la tía Helen se le plantó en frente al escucharlo.

— Claro que lo hizo, ¿Acaso sabes las cosas horribles que me dijo respecto a sus sentimientos?

Mi madre me miró y en respuesta solo me frote la cara con frustración.

Fui un muy mal amigo.

— Yo... solo... intento cuidar de ella ¿De acuerdo?

— ¿Cómo? ¿Estando lejos? Le haces más daño estando lejos que cuando estas aquí.

— Ty— me llamo mi madre en un tono suave— ¿Por qué no me contaste?

Di un suspiro profundo mientras sacudía mi cabello— Porque no lo sabía— entonces la mire con los ojos llorosos— Ella tenía razón— ella solo me miraba confundida— fui un mal amigo todo esté tiempo y... Cuando... Cuando ella me necesitaba guardaba todo lo que sentía, porque estaba apoyandome a mi y ahora ella ya no quiere ser mi amiga.

Mi madre analizaba cada cosa que hacia y decía— ¿Cariño, de que estás hablando?

— Tuvimos una pelea muy fuerte antes del baile— ella aparto un mechón rebelde antes de acariciar mi mejilla.

— ¿Por qué no hablaste conmigo Ty?

— Porque... creí que lo podría arreglar, pero me estuvo evitando los últimos días antes del baile.

Ya eran las tres de la mañana, y sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento por el dolor que tenía y el dolor del brazo no ayudaba mucho. Solté un bufido molesto de ver tantas enfermeras pasar de un lado a otro, parecía una pasarela y yo todavía con mi café en mano esperaba una noticia respecto a Emily.

Estaba frustrado, muy frustrado, así que me he mantenido sentado en el suelo e ignorando a todos, y junto a mi se encontraba una Annie muy dormida.

— ¿Familiares de Emilia Clark?— todos se levantaron de su aciento en respuesta.

— Hey— desperté a la chica a mi lado en cuanto escuché el nombre de mi amiga— Annie, hay noticias.

— Yo, soy su padre...

— Bien, ella acaba de despertar y le proporcionamos un poco de morfina para aliviar el fuerte dolor que sentía, afortunadamente su diabetes no paso a mayores.

— Gracias, a dios— habló la tía Dana Sue.

— ¿Puedo verla?— pregunto Keyden.

— Por supuesto, déjeme llevarlo.

— Podemos...— se apresuró a decir Annie— ¿Podemos acompañarlo?

— Claro, pero tendrán que entrar uno a la vez— ambos asentimos con la cabeza a su indicación.

My own magnoliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora