13: Los polos opuestos

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Winter

Me intenté incorporar pero el dolor apareció de golpe. Me quejé y Karina rodó los ojos.

—¿Puedes quedarte quieta cinco minutos? Has intentado levantarte de la cama tres veces. No han pasado ni dos días desde que te dispararon.

Resoplé. Llevo días en la cama de mi camarote y ya me quiero tirar por la borda, y ni siquiera puedo porque no me dejan salir de aquí. La última vez que hago una locura por el simple mero hecho de que el post-trauma es aburrido y horrible.

—Lo sé... Es que me aburro.

Karina estaba recostada en la silla mientras leía un libro.

—¿Quieres leer?

—Yo no leo.

Karina alzó la ceja.

—¿Lo has probado alguna vez?

—Sí, con mi madre, pero no es lo mío.

En ese momento noté a Karina ponerse seria. ¿Acaso había dicho algo malo? No sé. Entonces caí en algo, habían pasado días y Karina seguía aquí.

—No te has ido —comenté.

—No, no soy un fantasma —bromeó.

—Pensaba que después de todo te marcharías, dijiste que no vivirías aquí.

—¿No quieres que me quede? —alzó una ceja.

—Hey, yo no he dicho eso. Pero tu eres... —suspiré—. Mereces algo más.

Karina cerró el libro de golpe y lo puso sobre la mesa.

—¿Cómo que merezco más? ¿El qué exactamente? ¿Vivir con Nicholas?

—¡No! Eso no, por supuesto. Ese cerdo cuanto más lejos mejor... —suspiró—. Pero sé lo que no mereces, y es vivir en un barco el resto de tu vida. Y mucho menos junto a una persona como yo.

Karina rodó los ojos.

—No me puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Me vas a decir lo que yo merezco? ¿Lo que me hace feliz?

—Karina, no es eso. Maldita sea, ¡mírate! —la señalé—. Eres increíble.

—Sigo sin entenderte, Winter.

Negué con la cabeza.

—Tu no estas hecha para vivir aquí, Karina. Tu te mereces lujos, te mereces un palacio para ti, que te consientan, tener un jardín enorme para que tus futuros hijos correteen por el... Y me avergüenza no poder ofrecerte nada de eso —dije con el nudo en la garganta—. Te mereces una vida mejor.

—La que no lo entiende eres tú, Winter. ¿No te das cuenta de que lo que tu ves como vida de lujos para mi es una vida vacia? ¿Para que quiero todo eso si no soy feliz? —dijo negando—. No me importa el dinero, no me importa lo que creas que merezco, yo lo único que quiero es ser feliz...

—¿Y cómo estás tan segura de que esa felicidad esta aquí? ¿Y si en dos meses acabas harta de este lugar, de vivir rodeada de mar y cuatro paredes?

—Lo sé porque estarás tú a mi lado.

Ella... ¿Ella de verdad ha dicho eso? Karina habló de nuevo.

—Mientras estés aquí para discutir por el lado de la cama o hablar hasta las tantas de la madrugada sobre cómo enfundar una espada, sé que podré sentirlo como hogar.

—Karina... —dije tragando saliva con el nudo en la garganta—. No hagas esto...

—Sí lo voy a hacer... Hay que vivir el presente y... Esto es lo que quiero.

Dahlia | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora