12: Si no eres tú, ¿quién?

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Narrador

—Por favor, por favor Giselle sálvala. Haz lo que sea pero sálvala —dijo Karina mientras sollozaba.

Las manos de Karina temblaban, su rostro estaba lleno de lágrimas y su corazón dolía de lo mucho que estaba latiendo sin cesar.

Ningning se acercó hasta ella.

—Cariño, tienes que salir de aquí. Deja a Giselle hacer lo que pueda, déjala trabajar. Ella nos informará después.

—No puede morirse... No...

—Ven conmigo.

Ningning la sacó de la enfermería sabiendo que el estado de su capitana era crítico, pues ese disparo había estado casi al borde de rozarle el corazón. Giselle tenía demasiado peso sobre sus hombros y lo último que necesitaba era la presión de Karina llorando sin parar.

Ningning llevó a Karina a su camarote. La morena se acurrucó sobre sí misma y secó sus lágrimas.

—Yo sabía que era un mal plan... Nicholas quería hacerle daño a toda costa, pero ella lo hizo igual... Lo hizo por mi —una lagrima cayó por su mejilla.

—No te tortures más, lo hecho, hecho está. Si Winter hizo eso es porque sabía que era lo correcto.

—No lo era, no lo era porque ahora esta ahí batiéndose entre la vida y la muerte. Debería ser yo la que esté ahí.

—No digas eso, Karina. No es cierto.

Ningning se sentó a su lado y la agarró de la mano.

—¿Quieres que te cuente por qué se creó la Dahlia, este barco?

Karina la miró confusa.

—Winter encontró este barco de un desguace marítimo, ella se encargó de sacarlo adelante. Ella pensaba irse a navegar sola al principio, pero entonces, en honor a su madre, decidió usar el barco para la libertad.

—¿Para la libertad? —preguntó confundida.

—Para los desterrados. Los que perdieron todo en algún momento, los que no tienen familia, los que están completamente solos. Winter nos encontró y nos unió, y de ahí se creó el significado de este barco.

—Pero la gente siempre os vio como piratas que saquean ciudades —dijo confundida.

Ningning esbozó una sonrisa.

—De ahí se creó nuestra misión de recuperar el oro que una vez robaron, dinero que realmente nunca les perteneció, de juzgar las injusticias, de tomar la verdad por nuestra mano. Y sobre todo de acoger a nuestra tripulación, a gente que merece un lugar donde se le acepte como son.

—Yo pensé que... La gente...

—La mayoría de cosas que dicen son mentira. Los bulos son malos, Karina.

—Por eso me dijiste aquella vez que ella os había salvado.

—En cierta parte así fue. Mi madre tenía mi futuro planeado, el hombre con el que casarme, una vida infeliz... Y a Giselle querían meterla a un internado, todo por estar enamoradas.

Karina alzó las cejas sorprendida.

—La Dahlia no es un barco pirata, es un lugar para los desdichados. Winter ha pasado por mil y una pelea, es fuerte, tiene que salir de esta.

Karina suspiró, eso esperaba.

Al mismo tiempo, al otro lado del barco, Giselle terminó de extraerle la bala a Winter. A la capitana seguía subiéndole la fiebre y no tenían claro qué tipo de antibióticos darle entre todo lo que tenían, pues no era gran cosa.

Dahlia | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora