Prologo

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Aclaración : Esta historia es una adaptación y se está realizando baja la autorización de ambas autoras.

— Aclaración : Esta historia es una adaptación y se está realizando baja la autorización de ambas autoras

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La adrenalina corría por todo su cuerpo, en cualquier momento alguien podría entrar y atraparlo. Busco en sin fines de cajones, hasta que finalmente. La razón por la que estaba en ese lugar, la joya de Dal. mágica y poderosa. Capaz de proteger a quién le pertenezca. La tenía finalmente.

La misteriosa energía que emanaba de la joya era extraña, sentía las pupilas dilatarse de solo imaginarse el poder sobrenatural que cargaba en esos momentos.

Las extremidades le hormiguean cuando trata de salir de la cabaña casualmente escondiendo con demasiada dificultad el objeto valioso, culpaba a su intenso brillar.

—¿Max, qué haces aquí?

Sintió que el alma se le salía del cuerpo. Demonios, ¿Ahora qué?. Finalmente logró ocultar la piedra preciosa en la bolsa, y trato de hablar.

Búsqueda implacable que tuvo ahí adentro y ahora al ver a Sergio acercarse a él.

—Checo... Estaba — se sintió mal al ver su rostro confuso. ¿Debería ser el momento para decirle toda la verdad? ¿Y así acabar todo lazo con él y evitar salir lastimados? —Checo...

El mayor estaba muy extraño por su actitud y por básicamente todo, hace un momento estaban disfrutando y besándose juntos y ahora lo encontraba en ese lugar, al cuál se supone no deberían estar.

Max no pudo evitarse regañar internamente, todo lo que estaba haciendo estaba mal. Debía terminar con esto...

—Checo, debo decirte algo.

Sergio levantó la vista dejando de lado su confusión —¿Si, Maxie?

Abrió sus labios para hablar, pero una tercera voz se hizo presente.

—¿Qué están haciendo aquí? —cuestionó Carlos, el líder alfa de la manada. Alzando una ceja el ver su cercanía entre ambos.

—a-amh... — Sergio no sabía dónde mover los ojos. Y Max sentía los pelos de punta, su lobo estaba alterado y asustado, incluido más que él mismo

—¿Saben que este es un lugar prohibido, no? Díganme qué hacían  — exigió casi rozando la voz de mando.

— Lo sabemos — dijeron al mismo tiempo.

—Solo estábamos dando un paseo y llegamos está aquí. — bien, Sergio admite que esa no fue la mejor excusa, pero fue lo primero que pensó.

Carlos los observó analizando si sus palabras eran ciertas y si debía creerles. Confiaba plenamente en Sergio, pero Max... Le causaba demasiada desconfianza.

Cuando estaba apunto de dejarlo pasar y dejarlos ir, vio algo brillante salir de la bolsa que traía Max consigo.

En un arrebato Carlos camino imponente hacia el alfa, tomando con fuerza de su muñeca con la que sostenía aquélla bolsa.

—¿Qué tienes ahí, Max? — habló entre dientes apretados. La energía mística que fluía cerca de su mano le era conocida.

—¿Qué? N-no... — se negó a ceder y Sergio vio sin entender la escena, sin embargo no intervino. Carlos era su líder, debía respetar sea lo que sea que haga, debía haber un propósito.

Hubo una pequeña lucha de forcejeos entre ambos, tirando con fuerza cada uno, hasta que la bolsa salió disparada, y el objeto que ocultaba se deslizó en la arena.

La joya de Dal quedó a la atónita vista de Sergio y Carlos.

La joya de Dal quedó a la atónita vista de Sergio y Carlos

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Passion between betrayal | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora