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El ambiente se llenaba de frío poco a poco, así como las flores de hermosos colores iban desapareciendo con la pronta llegada del invierno, que estaba a la puerta de la esquina

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El ambiente se llenaba de frío poco a poco, así como las flores de hermosos colores iban desapareciendo con la pronta llegada del invierno, que estaba a la puerta de la esquina.

Max y Sergio se encontraban hablando de temas banales fuera de su hogar, sobre unos troncos donde la calidez del sol los mantenía calientes.

—¿Y qué pasó luego de perderte? —Sergio lo observaba con ojos curiosos, demasiado adentrado en el relato de niñez que Max le contaba.

El menor se cubrió la boca en carcajadas silenciosas —Estuve llorando a mi madre toda la tarde, luego de unas horas me encontraron. Estaba solo a unos metros de la casa.

Sergio río imaginando a un pequeño desesperado luego de haber querido seguir a una ardilla y perderse en el terrible bosque. Si él hubiera estado en esa situación no le causaría gracia, pero como suele decir la gente ante estas situaciones, "algún día estaremos riendo de esto".

Luego de un gran par de carcajadas más, ambos callaron repentinamente, podría decirse; que la tensión entre ambos alfas había sido pesada desde aquel día que Max confesó sus sentimientos, y Sergio podía sentirlo; le causaba ansías aunque de cierto modo le encantaba.

Sergio pronto sintió su mano ser tomada y estrujada entre la ajena. No sé sorprendió, era cada vez más común tomarse de las manos.

Ambos giraron sus rostros y se miraron por unos segundos. Sergio sentía su corazón latir y su rostro calentarse con la sola mirada que Max le daba.

El alfa sonrió orgulloso por ver lo que lograba en el alfa. Y sin perder el tiempo. Fue acortando la distancia entre ambos.

—M-Max, ¿Que haces? —le pregunto más avergonzado que nunca. No le molestaba la cercanía, pero podían verlos.

Su estómago se apretó terriblemente cuando la respiración ajena chocó contra su mentón, no pudo despegar sus ojos de Max.

—¿Sergio?

Ambos dieron fuerte salto y viendo a alguien asomarse detrás de la pared de la casa, Checo sintió su corazón latir de una manera dolorosa al notar que era Carlos, el líder alfa. Y que estuvieron a punto de ser descubiertos por él.

—Carlos, b-buenos... Buenos días —Sergio se paró como pudo e hizo una reverencia. El mayor lo miro extrañado.

—Sergio, ¿Qué sucede?, Estás temblando mucho  —un poco de preocupación se oía en su voz. Sergio hubiera sonreído por ese instinto protector suyo de no ser que estaba que se orinaba del susto.

—A-Amh... No es nada, solo, solo hace frío... —el pelinegro llevo sus manos a sus antebrazos encogiéndose un poco. Max observó divertido su intento de horrorizada actuación mientras se levantaba y reverenciaba con la cabeza a su líder.

Carlos hizo un gesto de entender aunque fuera un poco raro. Ambos estaban raros, y además, ¿Por qué se tomaban de las manos cuando los vió?.

—Está bien. Solo quería recordarte que mañana te toca ir a ver a los cachorros. Ya sabes, necesitan la guía de un alfa —Sergio asintió torpe.

Passion between betrayal | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora