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El frío de invierno aumentaba con el paso de los días, Max y Sergio se encontraban sentados sobre el sofá cubiertos con una manta

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El frío de invierno aumentaba con el paso de los días, Max y Sergio se encontraban sentados sobre el sofá cubiertos con una manta.

—A Pesar de que me estoy congelando me siento muy emocionado— y como no, si en menos de una semana era el festival de invierno, no podía esperar para disfrutar de el junto a Max.

—¿Por?

—¿Cómo qué por? ¡El festival de invierno es en unos días!— parecía todo un niño pequeño, lo sabía. Pero no podía evitarlo.

—Oh, sí, el festival...—sinceramente, Max casi olvidaba ese detalle, —¿Cómo son los festivales, Checo?–pregunto bastante curioso, acariciando los cabellos contrarios, encantado de ver como sus ojos se iluminaban.

—Umh... Es muy bonito, las luces se ven bonitas de noche, todos salimos y nos reunimos para pasar el rato hasta que llegue la hora dónde la luna esté en alto, ¡Y sabes! Las luciérnagas y animales se juntan, observan como nosotros llevamos la joya para colocarla bajo la luz de la Diosa Luna.

—¿Eh? espera, espera, más lento, Checo. No te estoy entendiendo nada...—Max rasco su cabeza, ¿Sergio había consumido cosas de dudosa procedencia o por qué divagaba como un drogado?.

—Oh, cierto, cierto—asintió eufórico— te explicaré, pues verás... La joya no es una simple "joya", es una reliquia, un obsequio que nos han dado nuestros antepasados ancestros para proteger nuestro bosque.

Ahora sí, Max realmente no estaba entendiendo nada.

—No estas entendiendo nada ¿Verdad? — vió a Max negar interrogandolo con la mirada, bufó.

—Tenemos una joya aquí en el pueblo, que se nos fue obsequiado como un regalo hace mucho tiempo. Cambia de color en cada estación cuando la ponemos bajo la luz de la luna, por ello hacemos los festivales cada inicio de estación, resulta que con ello le da viva y protección al bosque.

—Eso suena sorprendente, ¿Y cómo es la tal joya? ¿Puedo verla?

—No, está guardada y todos tenemos prohibido verla. Solo se le puede ver en los festivales— y era cierto, cualquiera que se acercará a la preciosa piedra pagaría por ello.

—Vamos Checo, tu puedes verla. Eres la mano derecha del líder —Sergio lo vio horrorizado, eso no le daba derecho de llevar a cualquiera a dónde se hallaba la joya.

—No, Max. Ya te conté, pero no puedo hacer nada más. Si quieres verla tendrás que esperar

Max frunció el ceño —¿No confías en mí?— preguntó ofendido.

El mayor se mordió los labios nervioso—No es eso... Claro que confío en ti, es solo que...— soltó un suspiro— ¿Sabes qué?, olvídalo, mejor hablemos de otras cosas.

Sintió el aroma a enojo del contrario, supo que no acabaría ahí —Eres mi pareja, y llevas mi marca en tu cuello, ¿Realmente dudas de mi de esta forma?.

Passion between betrayal | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora