Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. Fuma!Alfa x Nicholas !Alfa x Kei!Omega
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No quiero estar solo. Sólo quiero ser tuyo.
En el sueño, Kei volvía a tener catorce años.
Se vio a sí mismo más pequeño, delgado y nervioso, tratando de hacer su tarea, aunque, miserablemente, no entendía nada de lo que estaba leyendo. Los números parecían confundírsele en su cabeza, mezclando las letras también, y soltó un gemido bajo, frotando su frente.
Idiota. Eres tan idiota, pensó haciendo una mueca, y tomó otra vez el lápiz. No quería pensar en la posible mirada de decepción que, con toda probabilidad, su mamá le dirigiría.
Su papá sólo suspiraría, tranquilo, antes de acariciarle el cabello con cariño, diciéndole que estaba bien. Que no importaba si no era bueno en matemáticas.
Un alfa te tomaría si fueras más inteligente, murmuraría su mamá mirándolo, ¿qué importa si eres bueno en artes? A nadie le interesa eso.
Hizo un rayón en el cuaderno, sin poder entender ni un poco las fórmulas, y escuchó el primer grito.
Cerró sus ojos con fuerza, poniéndose de pie y caminando hacia la cama. Una vez se echó sobre ella, no pudo evitar abrazar la almohada para hundir su rostro allí, como si de esa forma pudiera ahogar los gritos y las discusiones.
Otra vez estaban discutiendo. Kei odiaba tanto cuando discutían.
Apenas podía oír lo que estaban gritándose sus padres, de seguro, algo sobre él. Quizás sobre mandarlo a otro colegio, quizás sobre buscarle algún tutor para las matemáticas, quizás sobre buscarle a algún alfa ricachón con el que pudieran casarlo. Su mamá era la partidaria de esto último, y seguía insistiendo a pesar de la negativa de su padre, del terror de su hijo.
Silenciosamente, abrió la puerta.
—¡Me tienes harto, Yasu! —gritó Kenta—. ¡No eres más que un maldito problema!
—¡Soy tu omega! —contestó Yasu—. ¡Tuve a tu hijo!
Tembló por algún extraño motivo.
—¡Desde ahora, no lo eres más, ¿me escuchas?! —Kei volvió a temblar, apretando el borde de la puerta—. ¡Te reniego como mi omega!
Kei mordió su labio inferior al oír el gemido de su mamá.
—¡Me iré de aquí!
—¡Kenta, no!
—¡Te quitaré bajo mi custodia! —Kei dio unos pasos, ansioso, desesperado.—Papá... —murmuró desde su habitación, sintiendo las lágrimas cayendo por su rostro.
—¡Kenta, soy tu omega! ¡¿Qué pasará con Kei?! ¡Es tu hijo!
—Papá... —susurró, temblando.
—¡No metas a mi hijo en esto, Yasu! —pudo escuchar la puerta abriéndose, y gimió, queriendo alcanzarlo, queriendo decirle que no se fuera, pero pareciera que el pasillo se alargaba, haciendo imposible que llegara al comedor.
—¡Si te vas, Kenta, nunca más lo verás, ¿me oyes?! ¡Nunca!
—¡No puedes impedirlo!
—Papá, no te vayas...
—¡Me llevaré a Kei de aquí!
—... llévame conmigo... —sollozó, como un pequeño, débil niño roto.
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Monocromía [Nicholas, Fuma, K]
FanfictionTodo era una apuesta. Un juego. Porque ¿Quién iba a enamorarse de ese omega tan triste y monocromo? [Adaptación permitida, créditos a Hobibuba]