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La vida de Max Verstappen había cambiado.

Para el público él era el hombre más serio, competitivo y frío pero dentro de casa era el hombre más tierno y dulce que podía existir ¿por qué?, porque en casa tenía a sus dos mujercitas a su futura esposa y a su hija de diez meses.
Cuando supo que Hannah estaba embarazada fue el mejor día de su vida, no podía creer que en el vientre de la mujer que amaba se estaba formando su bebé. Max cambió y lo hizo para bien, la paternidad le hizo bien y juró ser un buen padre y lo estaba haciendo.

El piloto estaba en la cama con su bebé sentada en su abdomen mientras se reía de las caras que él le hacía.

—¿Dónde está mi bebé? — la niña se rió —¡Aquí está!

Se carcajeó y Max la levantó un poco para morder su panzita con sus labios, la pequeña gritaba y se reía dejando salir su babita.

Hannah entró a la habitación con el biberón de la pequeña Francia y se acomodó en su lugar para darle de beber, su prometido se la dió y la acomodó en sus brazos para que bebiera.

—Alguien tiene hambre — la mujer besó la frente de su pequeña.

—Amor.

—Mjm.

—¿No has pensado en que podemos tener otro bebé? — le sugirió y ella puso los ojos en blanco —Tal vez sea niño y así tenemos la parejita,

Lo miró haciendo una mueca y negó.

—Estás loco Verstappen, no puedes a veces con Francia y estoy seguro que no podrás con ella y con tu mujer embarazada, además la niña aún es muy pequeña quizás más a delante.

—¿Cuándo?

Se quedó pensando y sonrió.

—Cuándo Fran tenga ocho años quizás, quizás en ese tiempo lo piense muy bien.

La miró mal y recargó su cabeza del hombro de la chica para hablar a la bebé. Hannah le quitó el biberón a la pequeña y estiró sus brazos para que su papá la cargara, ella era muy consentida por Max y siempre quería estar con él.

—Hay que decirle a mamá  que tenga otro bebé — besó sus mejilla y la sentó en su regazo —Es idéntica a ti Hannah, así eras tu de bebé.

—Lo sé.

—Iré a buscar las cosas que encargamos a la tienda y haré el súper de lo que hace falta — se levantó de la cama —¿Irás conmigo?

Negó y agarró a la niña acostandola en su pecho.

—Voy a bañarla y acomodaré toda su ropa en el closet, ve con cuidado.

Asintió y besó los labios de la chica para luego besar la mejilla de la menor quien le acarició la mejilla y sonrió.
El neerlandés salió de la casa y se subió a su camioneta para ir a una tienda de bebés por su pedido y luego pasar al supermercado.

Le emocionaba iniciar con la habitación de su pequeña, habían decidido poner una puerta en la habitación de ellos para pasar a la de Francia, admitían que aún no querían dejarla dormir sola pero ya iniciarían con aquella habitación.

Verstappen manejó hasta la tienda y saludó al gerente quien mandó a los empleados para llevar las cajas a la camioneta del piloto, una cuna y pequeños adornos subían.
Eran muchas cosas las que había comprado, pagó y manejó nuevamente hasta el supermercado.

Al llegar se bajó y agarró uno de los carritos para entrar a la tienda, caminó hasta el área de pañales y soltó un suspiro.
Estaba concentrado buscando los pañales que su hija usaba hasta que sus amigos lo vieron.

One shots | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora