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(Maratón 1/3)

Hannah cenaba gustosamente con sus amigas con las cuales había estudiado la universidad y había mantenido comunicación con ellas mediante un grupo y cada vez que todas estaban libres se reunían en algún restaurante o en el club deportivo.

La conversación se estaba yendo por el rumbo de los matrimonios y compromisos a lo que ellas ya estaban casadas y con uno o dos hijos.

—Casarse es un infierno — dijo una de ellas —Los hombres son unos flojos, en mi caso solo quiere que esté en casa para cuidar de él y de mis hijos, ya casi no tengo tiempo para mi.

—¡Exacto!, creen que somos sus esclavas.

Ella solo las miraba al escucharlas.

—Y la suegras son otra cosa, esas mujeres no quieren que ni siquiera levantemos un poco la voz a sus hijos — movió sus manos —Mi suegra es un demonio, literalmente un demonio.

Se rieron y Hannah bebió de su copa.

—Desearía estar de nuevo soltera pero también necesito que alguien pague todos mis gastos, pero realmente estar casada y convivir con la familia de tu esposo es lo peor.

Cada una contaba lo que pasaba en su matrimonio y de todas las quejas que daban al atacar a sus suegros, la monegasca solo las escuchaba sin decir nada ¿a caso el matrimonio era así?

—A mi de primero mi esposo antes de que nos casaramos me llevaba a todos lados, me daba todo lo que quería — Hannah la miró —Pero ahora, solo me dice "dame de comer mujer, lava mi ropa, plancha mis camisas" — quiso imitar la voz de su marido.

Soltaron una carcajada y la pelinegra se levantó de su lugar con la copa en su mano.

—Yo no creo que sea tan así chicas — la miraron —Siento que casarse es algo hermoso, tener hijos y tener tu propio hogar.

—Lo vez así porque tu novio es un encanto, Max te adora y eres su completa prioridad y porque no tiene tanta relación con sus padres — comentó su amiga —Eres afortunada Hanni, ya quisiera yo que mi marido fuera así de cariñoso.

—Lo soy, desde que me mudé con Max ha sido increíble y siento que ya somos como un matrimonio, me llevo muy bien con mis suegros y él solo tiene que lidiar con la dramática de mi madre — se rieron y se sentó a un lado de sus amigas.

—¿Y cuando piensan casarse?, ¿aún no te da el anillo?

Ella negó y dejó su copa en la mesa.

One shots | Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora