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Hannah miraba impacientemente la ventana de su habitación en dirección al enorme jardín en donde estaban los decoradores adornando y arreglando el jardín para su boda con Max, estaba en bata lista para que la empezaran a arreglar junto con las damas que estaban siendo maquilladas por sus estilistas.
Su madre entró junto con su padre y ambos la miraron marcar muchas veces el número del neerlandés y no atendía ninguna de las llamadas, Liv también había intentando comunicarse con Charles pero mandaba directo a buzón.
—¿Aún no responde?
—No mamá — soltó un suspiro —No atiende mis llamadas desde hoy, no sé si le pasó algo o qué — se estaba preocupando —Nos casamos en tres horas y ya debe de estar aquí.
Su padre se acercó a ella y la agarró de los hombros.
—Tranquila mi amor, Max va a llegar en cualquier momento, de seguro se está vistiendo junto con los chicos en su antiguo apartamento — trató de tranquilizarla —Es mejor que ya te sientes para que te puedan arreglar ¿si?, yo voy a seguir intentando comunicarme con él.
Asintió no muy convencida y se sentó en la silla frente a un espejo lista para que la empezaran a arreglarla, dejó su celular en el tocador y se relajó un poco, Max tenía que llegar de eso estaba segura.
En la sala el señor Rossi marcaba con insistencia el número de su yerno y luego el número de Charles y Pierre pero ninguno atendía.
—¿En donde demonios está, Lauren? — miró a su mujer —Eso de despedidas de solteros es algo que no me gusta por estas razones, ya debería de estar aquí porque todos los trajes están en la otra habitación en donde los chicos se vestirán juntos con él — miró a Sophine quien hablaba con Jos —¡Jos!
El expiloto se acercó a él negando con su cabeza.
—No tengo ni idea en donde está este muchacho, no me responde las llamadas — se miraron —Debemos de ir a su antiguo apartamento quizás esté ahí.
Asintió y ambos salieron de la casa rápidamente para subirse al auto.
Hannah miraba un punto fijo hasta que la monegasca se acercó a ella.
—Él va a llegar, de eso estoy segura — le dijo Olivia —Cuándo lleguen voy a golpear a Charles, de seguro se emborracharon.
—¿Y si se arrepintió Liv?, ¿y si ya no quiere casarse?
Entró en pánico y se levantó bruscamente de la silla ganándose la mirada de los que estaban ahí, la pelinegra negó con su cabeza varias veces y la agarró de la mano.
