𝘼𝙡𝙛𝙖 𝙀𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖 [𝙍𝙞𝙫𝙖𝙧𝙞] (𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏)

three

Sábado

Ari se despertó con el sonido de alguien tocando la guitarra en la sala, por lo que se levantó de su cama desorientado y caminó hacia la sala para ver quien era la persona que estaba tocando la guitarra un Sábado tan temprano.
Realmente era extraño escuchar a alguien tocar la guitarra en su casa y más en Sábado; porqué normalmente los Sábados por la mañana amanecía con la casa sola, pues Osvaldo y Rivers solían irse de fiesta el Viernes y no volvían hasta la tarde del día siguiente.
La ojimarrón se congeló al ver a Samantha en el comedor con la guitarra en sus manos, vestida con un pantalon de pijama y una camiseta azul, realmente atractiva, tocando con paz y tranquilidad la guitarra, transmitiendo una calidez en Ari.
Realmente le sorprendió esa
escena.
El ver a Rivers en Sábado con pijama y tocando la guitarra no era algo común.
Normalmente a estas horas la alfa estaría en la casa de algunos de sus amigos despertando con gran dolor de cuerpo y cabeza por la cruda, a consecuencia de haber bebido tanto y con alguna omega a su lado, pero no, ahora estaba en la sala vestiendo en pijama como si fuera cualquier otro día, resultandole totalmente extraño a la ojimarrón; sumandole que Ari no tenía idea de que la alfa tocaba la guitarra.

—¿Qué tanto miras, cachorra?— preguntó la alfa con su voz ronca y lenta, sacando a la castaña de sus pensamientos.

—Yo... no sabia que estabas aquí, ni que te tocaras la guitarra, me sorprendí. Lo siento, no quería molestarte.— contestó, decidida a seguir su camino y tomar un vaso de agua, aprovechando que ya estaba cerca de la cocina.

—No me molesta. Solo se me hace...

—¿Raro?— preguntó la ojimarrón con su vaso de agua en las manos.

Ari no quiere incomodar a Rivers, era lo menos que quería.

—No.— negó Samantha —Se me hace inusual.

—Eso es sinónimo de raro.— respondió Ari.

—No para mi.

La castaña no quería pelear y mucho menos hablar con ella para ser sincera, sentía que cualquier cosa que dijera la dejaría en vergüenza con la alfa; sería mejor irse a su cuarto y hacer algunas tareas pendientes y tal vez después terminar, ver algunas series, era un plan perfecto para Sábado, por lo menos para Ari.

—¿Te gusta?— preguntó Rivers al ver que el ojiazul no se movía de su lugar.

—¿Qué?— preguntó Ari sin entender.

—¿Qué si te gusta, cómo toco la guitarra?

—Si— contestó suave.

—¿En qué pensaste?.

—En nada— negó Ari con la cabeza.

Rivers rió, esa risa si le gustó a Ari y se maldijo por ello.
Después de la tranquila risa de Rivers el lugar quedó en silencio por unos segundos, y Ari creyó que era el momento correcto para salir corriendo a su habitación, pero en eso Rivers habló.