six

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—Omega— gruño Rivers

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—Omega— gruño Rivers

–Omega– repitió, pero esta vez no fue Rivers si no su alfa la que habló.

Osvaldo estaba en serios problemas...

—Por favor, amiga. Vete— rogó.

Los ojos de Rivers se convirtieron completamente negros por la excitación, su respiración era irregular, su alfa estaba pidiendo salir.

—Rivers — susurró Osvaldo al darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

–Omega– gruñó su alfa, su sentido del olfato se intensificó, sus pulmones se llenaron del hermoso aroma de fresa y cereza, su alfa le exigía buscar a la dueña de
aquel aroma y reclamarla
como suya.

—¡RIVERS, LARGO!— gritó Osvaldo empujando a la rubia.

La alfa empujó al omega pelinegro y comenzó a
caminar en dirección a las
habitaciones.
Osvaldo estaba asustado, no
entendía que es lo que
estaba pasando, Rivers nunca había actuado así, no era la primera vez que la alfa percibía a alguna omega en celo, pero si era la primera vez que actuaba posesiva y que dejaba salir a su alfa.

El omega de Osvaldo estaba asustado, pidiendo
encogerse y no hacer enojar más a la  alfa, pero su instinto protector le exigía cuidar a Ari e impedir que Rivers llegará a ella.

El pelinegro corrió y alcanzó a la alfa jalandola del brazo, quedando nuevamente cara a a cara con su amiga.

—No estoy bromeando Rivers, ¡Vete!, no puedes estar aquí ahora— exigió el omega tomando a la chica del brazo para arrastrarla a la salida.

La alfa de Rivers se resistía, quería adueñarse de la dueña de ese aroma.

Por milagro Osvaldo logró llevar a Rivers hasta la puerta de la casa.

—Amiga, vete. No puedes volver en tres días— pidió el omega abriendo la puerta de la casa.

El aroma de Rivers se intensificó.

Rivers estaba entrando en celo.

—Por favor— sollozó Osvaldo al borde del llanto, estaba apunto de rendirse, él no podía cuidar de una omega y una alfa en celo. —Rivers, te lo pido. Vete.

La rubia tuvo un segundo de claridad y se dio cuenta de lo que le estaba provocando en su mejor amigo.

"¿Qué carajo me está sucediendo?", se preguntó al ver al omega pelinegro al punto del colapso nervioso.

—Me voy.— dijo saliendo de la casa y cerrando la puerta de golpe.

Rivers hizo un esfuerzo gigantesco para llegar hasta su moto, su alfa estaba peleando por salir y regresar a la casa para tomar a la dueña de aquel aroma que la había vuelto loca en segundos.

La ojicafé arrancó su moto y se fue lo más rápido posible de ahí, antes de salirse totalmente de control y
obedecer a los instintos de su alfa.

𝘼𝙡𝙛𝙖 𝙀𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖 [𝙍𝙞𝙫𝙖𝙧𝙞] (𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora