fifteen

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Rivers estaba pidiendo permiso para cortejarla

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Rivers estaba pidiendo permiso para cortejarla...

Ari miró a la alfa, la rubia estaba nerviosa e inquieta por una respuesta suya.

Su omega quería decir sí, pero su parte racional lo hacía dudar, ¿Realmente Rivers se merecía cortejarla?, después de todo por lo que hizo la pasar, ¿La
merecía?

—Entenderé si dices que no. Me he comportado como una completa estúpida contigo. No te sientas obligada a aceptarme.— habló nerviosa Rivers.

"Ella va a decir que no", habló su alfa resignada y triste.

La omega observó a Rivers, los ojos de la alfa demostraban desesperación y miedo por la respuesta. Ari sonrió, la actitud nerviosa de la alfa era algo que le era muy tierno.
¿Cómo decirle que no?

"debes darle un beso en la mejilla al alfa o colocarte la flor en la cabeza en señal en que aceptas el cortejo. Y si lo rechazas solo debes pisar la rosa o decir que no" recordó las palabras de su hermano.

—No debes responderme ahora.— dijo la alfa aún más nerviosa —Te dejare pensar, si, eso haré.— insistió retrocediendo sus pasos para alejarse de la omega y dejarla.

"Alfa tonta." susurró su
omega enternecida por la
actitud de la rubia, Ari rió mirando a Rivers.

—Rivers— habló, haciendo que la alfa detuviera sus pasos y quedara parada en medio de la sala.

Ari dejó el cupcake en el buro junto al sofá y caminó hacia la alfa con la rosa blanca entre sus manos.
"Ella va ha rechazarnos", pensó la alfa llena de tristeza. "Debiste tratarla mejor", gruño.

La omega quedó frente a
Rivers, a escasos centímetros de distancia y miró la flor entre sus manos.

¿Debo decir que si o no?, se preguntó internamente y dirigió su mirada una vez más hacia la alfa, sonriendo, ya tenía respuesta.

Rivers estaba tan tensa que no podía hacer otra cosa que no fuera escuchar los regaños de su alfa.

Ari con las manos
temblando y su corazón
golpeando su pecho, levantó la rosa y lentamente la colocó en su oreja derecha.

El corazón de la alfa se aceleró.

La omega se acercó más a ella, se miraron a los ojos por unos segundos antes de que Ari se pusiera de puntas, pisando uno de los tenis blancos de la alfa, para alcanzar el rostro de Rivers.
Ese aroma a fresas y cerezas que la volvía loca llenaba sus pulmones.

Rivers sintió su corazón detenerse por completo por unos segundos cuando sintió los labios de la omega en su mejilla.

—Acepto tu cortejo alfa.— susurró separándose de ella, con una sonrisa en su rostro sonrojado.

Rivers se quedó sin palabras, sintió su corazón martillar con fuerza en su pecho, nunca había sentido algo similar con ninguna omega.

Era porque Ari no era cualquier omega, era su omega.

𝘼𝙡𝙛𝙖 𝙀𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖 [𝙍𝙞𝙫𝙖𝙧𝙞] (𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora