❝Ari tiene un flechazo con Rivers, una alfa, que es la mejor amiga de su hermano Osvaldo y llega a vivir con ellos.
Donde Rivers ignora a Ari y su "tonto" enamoramiento, pero todo cambia cuando la pequeña ojimarrón se presenta como omega.❞
•𝐴𝑑𝑎𝑝...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Alguna vez han leído la obra "Corazón delator de Edgar Allan Poe"?
Aquella escena en la que el asesino puede escuchar y sentir los fuertes latidos del corazón de su víctima debajo de él.
Pues, justamente Ari se siente así en ese momento, incluso se podría decir que peor. Todo era como cámara lenta, solo podía escuchar gruñidos, gritos y la música proveniente de la planta baja, pero los sonidos eran muy lejanos a sus sentidos, como si estuvieran muy distantes de ella, lo único que podía escuchar con claridad era el latir de su propio corazón, como este latía con fuerza contra su pecho y su respiración irregular, sentía la sangre de las heridas de sus muslos caer en las sabanas y las lagrimas salir de sus ojos marrones.
Cuando abrió los ojos, tragó en seco el nudo que se había formado en su garganta, su corazón se aceleró más al ver lo que estaba pasando frente a sus ojos.
Sangre y gruñidos de alfas.
—Rivers...— susurró insegura y asustada.
—¿Eso.. eso es todo lo qué tienes Rivera?— preguntó burlón David, escupiendo la sangre acumulada en su boca.
—¡Voy hacer que no te queden ganas de volver a tocar a mi omega!— gruñó dándole otro golpe en el rostro al pelinegro.
—No...— habló débil el otro alfa —No creo que... que lo logres— escupió de nuevo.
David estaba debajo de Rivers, con el rostro lleno de moretones, heridas y sangre.
—¡NO VAS A VOLVER A TOCARLA!— gritó furiosa con su voz de alfa.
Ari tembló.
Esa no era Rivers, estaba segura.
La que estaba golpeando a David con intención de matarlo no era Rivers, era como una bestia, Ari podía ver las garras de Rivers y podía sentir a su alfa molesta.
Era la alfa de Rivers la que la estaba defendiendo.
Los sonidos de los golpes de los alfas la estaban asustanda más, quería gritar y hacer que Rivers se detuviera, pero siempre que intentaba hablar sentía su garganta cerrarse, estaba muy asustada y el ver la sangre de David no la estaba ayudando.
Ari vio a David estirar su brazo hacia sus pantalones buscando algo en la prenda.
—Nunca has podido defender a tu omega Rivera, me das vergüenza— dijo David antes de sacar lo que parecía que era una navaja de sus pantalones.
Rivers gruñó.
El alfa rubio en un ágil y rápido movimiento pasó la navaja por el rostro de Rivers.
Rivers gruñó desorientada.
David sonrió victorioso antes de hacer su siguiente acto.
La afilada navaja bajó hacia las costillas de Rivers. .