𝘼𝙡𝙛𝙖 𝙀𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖 [𝙍𝙞𝙫𝙖𝙧𝙞] (𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏)

nineteen

Un mes después.

Un mes había pasado muy rápido, Osvaldo y Juan ya eran novios y Ari realmente estaba feliz por ello, al inicio si había sido algo incómodo verlos besándose y ser tan cariñosos, pero con el tiempo se acostumbró e incluso había retomado su amistad con Juan, lo cual agradecía mucho.

Por otro lado Roier se había convertido en su amigo o algo por el estilo, ya no le incomodaba su presencia, hasta había encontrado agradable la compañía del alfa y se sentía más segura, aunque sí había notado a David mirarla durante el almuerzo y entre clases cuando chocaban en los pasillos, pero el alfa no seatrevía acercarse a ella y se sentía muy aliviada por ello.

El que no había estado muy feliz con todo esto era Rivers; Ari había notado a la rubia contener sus actos de celos y era algo que se le hacía muy tierno. Adorable.

Otra cosa que había
cambiado en ese mes era el cuerpo de Ari o por lo menos así lo siente ella, se siente que ha engordado mucho, siente sus muslos más gordos y su trasero un poco más grande y odia eso, se siente muy insegura de su cuerpo últimamente y rogaba por que nadie se diera cuenta que había engordado y que se sentía insegura,porqué eso solo lo haría sentir peor.

Era un domingo por lamañana, la casa estaba silenciosa, muy pacífica.
Ari se levantó y lo primero que hizo fue mirarse en el espejo, sus grandes muslos debajo de la hoodie de color blanco con la que había dormido, no pudo evitar tocar su barriga, cada mañana se sentía más gorda, hizo un puchero de tristeza por eso.
¿Cómo Rivers iba a estar con ella, si estaba tan gorda?

Suspiro tratando de
quitar esos pensamientos
depresivos sobre su cuerpo y decidió ir a comer algo.

Salió de su habitación y comenzó a bajar las escaleras, al ir bajando las
escaleras escuchó los sonidos de una guitarra siendo afinada.

Cuando bajó por completo las escaleras y caminó hacia aquel sonido y se encontró con Rivers en el sofá de la sala con su guitarra, junto con cuaderno y una pluma.

—¿Osvaldo no está?— fue lo primero que preguntó al ver la casa muy silenciosa.

Rivers solo negó con la
cabeza sin dejar de mirar su guitarra e intentar afinarla.