42. Extraño

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John Murphy echo un vistazo al asiento del copiloto donde Luna Woodward permanecía sentada en silencio con la mirada fija a través de la ventanilla y se preocupó de verdad. Acababa de soltarle una autentica bomba sin ningún tipo de anestesia y había esperado que ella la digiriese sin problema aunque como era de esperar no había sido así.

Lincoln, su novio permanecía en el asiento trasero y mantenía la mano extendida acariciándole el hombro desde atrás de cuando en cuando como para hacerle saber que él seguía allí y tratando de consolarla.

—Le he enviado un mensaje a Ontari y ella me ha dado la dirección de una clínica en el centro —dijo Murphy tras unos breves instantes levantando fugazmente el móvil que reposaba sobre uno de sus muslos—. Ella estará allí cuando lleguemos.

Luna no dijo nada pero Lincoln respondió por ella para que Murphy no se sintiese ignorado.

—Eso es estupendo.

—Lo es —se recordó Murphy manteniendo el coche a una velocidad constante mientras aún seguía oscuro y algunos destellos de luces en la carretera provenientes de otros coches aparecían de tanto en tanto—. Aunque he de advertiros de que la última vez que me encontré con ella estaba en plan Femme Fatale, ¿me entendéis? —Murphy sonrió al recordarlo y cayó en la cuenta de que le había dado un arma sin saber lo mal que estaba en aquellos momentos—. ¡Mierda!

Luna volvió la cabeza para verle y Lincoln también le miro de inmediato un tanto asustado por aquella exclamación.

—¿Qué pasa?

Murphy hizo un torpe gesto negando con la cabeza y volvió a coger el móvil con la mano que no tenía en el volante para escribirle a Ontari nuevamente.

—Nada, solo que me he acordado que tengo un par de camisetas en la centrifugadora y que no le he pedido a Ontari que las saque de allí para que no se estropeen —mintió Murphy sin dejar de escribir con una nerviosa sonrisa. Bastante tocada estaba ya Luna como para decirle eso también.

Luna volvió a apartar la mirada posándola nuevamente fuera y Lincoln que no se lo creyó tan solo buscó la mirada de Murphy a través del espejo retrovisor viéndole elevar sus ojos nerviosamente devolviéndosela antes de volver a fijar la vista en la carretera.

Durante unos minutos el coche volvió a estar en silencio, un silencio que a Murphy le quemó en las entrañas no soportándolo por mucho más.

—Debe de ser extraño que de pasar a ser hija única descubras que no lo eres —le sonrió un poco él a Luna viéndola fugazmente antes de volver a posar sus ojos en la carretera—. Es decir, no puedo ni imaginarme como te sientes. Yo estaría nervioso de conocerla. ¿Y si no le caigo bien? ¿y si no quiere saber nada de mi después de tanto tiempo?

Luna que volvió la cabeza para mirarle se había estado planteando toda clase de cosas en su cabeza, y trago lentamente.

Lincoln elevó la mirada para ver a Murphy en ese instante como dándose cuenta de que aquello precisamente podía ser lo que estuviese pasando por la mente de su novia, y no pudo creer que Murphy lo soltase de esa manera como si el hecho de encontrarse nervioso lo justificase.

—A lo mejor ni ha pensado en mi en todo este tiempo —intentó bromear Murphy forzando una sonrisa.

Lincoln se llevo la mano a la frente como si apelase a toda la paciencia que era incapaz de tener en esos momentos y se froto un poco el centro como si de solo escucharle le doliese la cabeza.

Luna que miraba a Murphy bajo la mirada y colocó una mano sobre la otra en su regazo jugando con sus dedos.

Murphy abrió los ojos como dándose cuenta de la tontería que había dicho y trató de enmendarla rápidamente.

La Fugitiva (Clexa) (#PREMIOSROOKIES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora