63. A Tiempo

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Lexa Woodward estaba disfrutando de decorar aquel hermoso y frondoso árbol de Navidad como si de una niña pequeña se tratase. Nunca antes había tenido uno de verdad. lo había dibujado cuando niña y lo había pegado en la pared pero las pocas veces que lo había hecho o su madre lo había arrancado bruscamente o su sangre había sustituido los dibujados adornos tras alguna paliza.

Al crecer había dejado de desear tener uno aunque no podía evitar fijarse en ellos a través de los cristales de las tiendas o de las calles decoradas con ellos pero nunca antes se había atrevido a comprar ninguno. Primero porque nunca le había sobrado el suficiente dinero para ello y segundo porque en el fondo se sentía estúpida por querer uno con la clase de vida que estaba llevando.

Recordaba que Clarke le había prometido celebrar unas grandes Navidades llegado el momento pero ella había ido a prisión varios meses antes por lo que aquello nunca ocurrió y no había querido morirse sin haber cumplido aquel tonto deseo.

Que Jackson hubiese hecho algo así por ella le era absoluta y completamente incomprensible. Nadie solía hacer nada por ella sin pedir algo a cambio, al menos así que esa clase de generosidad, de amabilidad era aún mucho más extraña para ella.

Y Roan... dios, le había tratado tan mal en aquel lugar de comida al que la había llevado y él había sido tan bueno con ella, tan atento y dedicado que la hacía sentir mal por haberle tratado como lo había hecho encontrándose tan a la defensiva como estaba.

Ahora que lo observaba arrodillada en el suelo e inclinada sobre una de las cajas de las que iba separando los adornos, se fijo por primera vez bien en él. El tatuador permanecía de espaldas a ella elevando la mano en alto para intentar alcanzar una rama superior y colgar de ella una especie de muñequito de nieve con una bufanda verde y roja y un sombrerito de lo más gracioso.

Roan se hincaba de puntillas no queriendo que la parte de arriba quedase desprovista de adornos tal y como habían estado llenando la parte de abajo del árbol y parecía concentradísimo en su tarea.

Su aspecto rudo y desenfadado contrastaban con aquella faceta suya y de alguna extraña forma aquello llamaba la atención de Lexa. Cuando le conoció no imaginaba que la personalidad de Roan fuese a ser así ni por asomo pero tras todas esas capas de aspereza y sequedad inicial se ocultaba un buen hombre. Una clase de hombre que hasta ahora nunca antes había abundado en su vida. Uno gentil, atento y correcto que a pesar de lo muy atractiva que ella le resultase no había intentado aún nada grosero cosa que Lexa internamente agradecía.

Había estado perdiendo el contacto con la realidad una y otra vez, y aquella sensación de aturdimiento y confusión no habían desaparecido de ella pero recordaba en todas y cada una su tranquilizadora y confortable presencia. Incluso le había dicho que él y Jackson la querían.

Aquello si que era nuevo para ella y no sabía bien como encajarlo en su vida.

Las palabras "Te quiero" tan solo habían sido una condena segura, una formalidad que había puesto en jaque su corazón con Clarke y que se arrepentía mucho de haber creído en ellas pero la forma en la que Roan se lo había dicho no se parecía en nada a lo que había sentido cuando las escuchó por primera vez de la boca de alguien, de la boca de Clarke Griffin, su ex.

Nunca antes las había oído referidas a ella y durante días, semanas y meses se había sentido flotando en una especie de nube al querer creerlas. Nunca antes había logrado sentirse así.

Aquellas palabras de la boca de su madre jamás salieron aunque salieron muchas otras como eres estúpida, nunca debí tenerte, ¿por qué no te aborte cuando tuve ocasión?, eres una zorra insulsa, eres escoria, no vales para nada, eres mala, que Luna no este aquí es tu culpa, te odio...

Lexa cerro los ojos cuando a su mente acudieron de nuevo todas aquellas imágenes terrible y todo cuanto las acompaño después y el adorno se le resbaló de las temblorosas manos cayendo sobre el suelo y desquebrajándose delicadamente.

Roan se volvió de inmediato y Jackson que colgaba una de las guirnaldas en lo alto de la puerta subido a la escalera también.

—Se ha roto —fue todo cuanto pudo decir Lexa con los ojos muy abiertos e impresionados mientras una intensa presión dentro de su cabeza hacía que aquellas punzadas en el interior de esta se identificasen.

—Es solo un adorno, no pasa nada —le sonrió Jackson desde la puerta volviéndose hacia el marco de nuevo para seguir colgándola de los adhesivos que estaba poniendo.

—No importa —dijo Roan acercándose a ella antes de agacharse a su lado para retirar el adorno roto ya que esos finos pedazos podrían cortarla.

La expresión en los ojos de Lexa mientras miraba la agrietada bola en el suelo y los pequeños pedacitos descascarillados hizo que Roan se preocupara un poco al verla de aquella manera.

—Lexa, eh —murmuró suavemente al verla temblar de aquella forma llevando la mano a su cara—. No es nada.

Roan levantó los pedacitos colocándolos dentro del adorno roto y lo apartó hacia un lado antes de tomar su mano examinándola.

—¿Te has hecho daño? ¿te has cortado? —quiso saber él con preocupación examinando sus dedos.

Lexa sacudió la cabeza imperceptiblemente contemplando como él lo hacía y dirigió la mirada al adorno estropeado.

—Entonces no ha pasado nada, tranquila —le sonrió él nuevamente soltando sus manos despacio viéndola algo herida y confusa—. ¿Estás bien? ¿te duele algo?

Aquel dolor de su cabeza se había acrecentado tan rápido y tan agudo que Lexa no encontró palabras para poder expresarse. Aquellos últimos pensamientos la habían atrofiado casi del todo y era incapaz de hilar las palabras que aparecían desordenadas en su mente.

El ceño de Roan se frunció y acercó la mano a su cara nuevamente como si quisiese que le mirase de alguna forma.

—¿Lexa?

Jackson se detuvo en lo alto al oírle y se volvió hacia ellos pero en el momento en que lo hizo vio como de la nariz de Lexa comenzaba a descender un fino hilillo de sangre.

La expresión de Roan cambió en ese momento completamente alarmado y alerta y quiso volver la cabeza buscando a Jackson.

—Jackson, ¿qué le ocurre?

Jackson dejo caer la guirnalda que tenía en la mano y corrió hacia ellos pero justo cuando tropezó con la caja. Lexa que ya temblaba con los ojos fijos en ninguna parte comenzó a sacudir su cabeza y pronto todo su cuerpo la siguió desplomándose hacia atrás sobre el suelo.

—¡Lexa! ¡Lexa! —grito aterrorizado Roan viéndola convulsionar de aquella manera inclinándose rápidamente sobre ella tomando su mano sin saber que hacer—. ¡Jackson! ¡Jackson, ¿qué le ocurre! ¡Jackson haz algo!

Jackson corrió a su lado colocando los dedos sobre su cuello y llevándolos después a su muñeca.

—Tiene el pulso acelerado —advirtió Jackson con angustia llevando las manos a su cara queriendo abrirle los ojos. En cuanto lo hizo vio sus ojos moviéndose de un lado a otro de forma involuntaria y aquellos espasmos en su cuerpo parecieron intensificarse aún más—. ¡Avisa a Luna y a Lincoln, corre, ve! ¡Llámales, les necesito aquí!

Roan se levantó como un resorte corriendo hacia la puerta para salir en busca del médico y de la enfermera.

—¡Por favor no dejes que muera! —le suplicó Roan desapareciendo por la puerta a toda prisa.

Jackson que tan solo trató de volver el cuerpo de Lexa hacia un lado viéndola temblar de una forma incontrolada sintió que el corazón se le paraba al ver la sangre deslizarse por debajo de su nariz y curvarse sobre su mejilla.

Si Lincoln y Luna no llegaban a tiempo, Lexa no sobreviviría.

Continuara...

La Fugitiva (Clexa) (#PREMIOSROOKIES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora