No insistí en saber quién le gustaba. Pero suerte de la chica porque Jesús es buen niño.
Pasamos la tarde en el árbol yo contándole mis penas y el a mi las suyas.
La verdad es que el pobre no es que tenga buena vida. A ver si que la tiene pero con lo que tiene que ver con su hermano no.
Me dijo que se quieren mucho y que el uno daría la vida por el otro pero que hay veces que Dani no sabe valorar lo que tiene. Y que muchas veces se han peleado por chicas aunque al final ninguno se ha quedado con ella. Y también que los amigos que tiene Dani no le caen bien aunque solía quedar con ellos. Dice que son muy manipuladores y controladores.
[...]
Íbamos juntos a casa después de haber pasado la tarde juntos.
Jesús me recordaba mucho a Dani solo son diferentes en que Jesús es más atento.-Bueno, ahora como vas a ir a casa y vas a ver a Dani, no le digas nada de mi por favor. -le suplique.
-Está bien, pero prometeme una cosa.
-¿El que?- pregunté yo.
-No vas a llorar por mi hermano.
-Está hecho.
Dicho eso el se fue a su casa y yo me metí en la mía.
-Hola mi niña. -me saludó mi tía.
-Hola.- le dije secamente y subí a mi cuarto.
Dejé el móvil en la mesita y busqué los auriculares en los bolsillos.
-mierda, me los he dejado en el banco cuando eché a correr-pensé
Tampoco le di mucha importancia, mañana me compraba unos en los chinos y ya.
[NARRA JESÚS]
Entré en casa y mis padres me miraban preocupados.
-¿pasa algo?- pregunté yo asustado.
-Dani está muy raro,sube a ver que le pasa por favor. -me dijó mi padre.
Y dicho eso subí corriendo las escaleras de dos en dos.
Entré en la habitación de Dani y le vi así a el. De esa manera en la que me dolía mas ha mi que a el.
-¡Dani! ¿Eres tonto? ¡Para de una vez- le grité yo.
El me miró y pude ver como las lágrimas caían por sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar.
-Soy gilipollas Jesús- dijo el.
-Pero ese no es motivo para estar dando puñetazos a la pared- le interrumpí- mira como tienes los nudillos- dije cogiendo una de sus manos.
-Ya lo se Jesús.