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Eran las 10 de la noche en el estadio del Sporting de gijon, acababa de terminar el partido Madrid-Sporting donde el Madrid había sido infinita mente superior a su rival que peleaba el descenso. Cabe aclarar que el entrenador contrario era un hombre de carácter al que no le había sentado muy bien la derrota por lo que su humor no era el mejor.
Llegado el momento cada equipo se dirigió al estacionamiento para irse, el conjunto merengue había abordado el bus, que seguía con sus puertas abiertas cuando el técnico del Sporting apareció, yendo a su coche.
El cuerpo técnico del Madrid que festejaba dentro se percató del hombre por lo que decidieron que era buena idea burlarse, los más entusiasmados por la idea eran lógicamente rui y mou que se asomaron inmediatamente por una de las ventanas- ¿Donde está el gordo? - preguntaba entre risas rui.
- Allí, allí - Señalaba Mou para proceder a levantarle los dedos, haciendo la seña de dos, incinuando que su equipo descendería a la segunda división.Al ver esto el otro hombre no lo tomo bien y monto en cólera, revoleando una botella al bus y agarrandose la zona de los genitales para que los merengues lo vean. Estos estando dentro se reían aún mas, hasta que a Rui se le ocurrió ir hasta la puerta del vehículo y asomarse, seguido por Mou.
- ¡te vas a ir a segunda! ¡A segunda! - le gritaba riéndose, pero el otro lejos de reírse se aproximó queriendo irse a los golpes. Los de seguridad lo detuvieron mientras que Mou rodeaba con su brazo de la cintura al menor para que entre más al bus y salga de la puerta.
- Ya esta, ya esta - le susurraba al oído mientras lo atraía más contra su cuerpo, sin dejar de sujetarlo con su brazo. Ante esto Rui giró su rostro, quedando cara a cara con su jefe por 2 segundos y le sonrió, mirándole los labios antes de volver a su lugar.A los dos los calentaba ver al otro en ese tipo de situaciones y así estaban ahora, no se molestaban en disimular mucho su relación demasiado cercana aunque nunca le habían dicho al resto ni blanqueado que tenían una relación que iba más allá de una simple amistad pero era común verlos muy pegados, como estaban ahora. Todos estaban en el pasillo riéndose de lo que acababa de suceder, incluido los portugueses que hacían comentarios pero se mantenían en una posición ¿comprometedora?. Mou abrazaba a Rui por la cintura y le decía cosas al oído, a lo que este asentía y colaboraba a acortar la distancia, hablándole muy cerca de la boca.
Luego de estar franeleandose sutilmente fueron a sus asientos, para mala suerte de ellos estaban en un lugar repleto de gente, querían llegar ya para tener algo de intimidad.
- ¿y? ¿Como viste el partido? - preguntaba Jose teniendo al menor al lado, pero la respuesta no le interesaba mucho, estaba ocupado escabullendo su mano lentamente por el interior de la pierna contraria.
- Bien, bien - decía con una sonrisa juguetona Rui, mirando al otro a los ojos. Sentía ese tacto cerca de su miembro y queria un poco más así que mirando por el pasillo que nadie los viera tomó la mano de Jose y la dirigió a su miembro, que tenía muchas ganas de recibir atención.Agarraba a jose por la muñeca y hacía que este mueva su mano por encima de su pantalón mientras lo miraba, lo estaba provocando, sabía que quería lo mismo que el pero a diferencia suya el mayor tenía menos autocontrol, cualquier cosa lo ponía hormonal.
Jose sentía como ese miembro se endurecía contra su palma y apretaba para seguir estimulando, no quería que nadie los viera pero no podía dejar de hacer eso, ya sentía como empezaba a despertar su propio miembro. Mirando al menor tuvo que cortar el contacto minutos después, los jugadores se habían parado en los pasillos para festejar así que se limitó a pasar su brazo por el hombro de rui, poniéndolo más cerca para darle besos en la mejilla.
Pero al menor poco le importaba el entorno y se acomodó más en su asiento para rodear al mayor con sus brazos en su cuello, lamiéndole el lóbulo de la oreja del lado contrario al que estaban todos. Mou lo tomo rápidamente por la cintura queriéndolo apartar, si bien nadie les prestaba atención, esos besos que recibía lo habían temblar pero no había forma de que el menor lo dejara.