XII

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Dos semanas y media atrás

Eliza acaba de salir de la casa con Alex y Kara tras ella, dejar a Lillian y Lena solas para tener esa conversación sobre Elizabeth no fue algo que ambas planearon, pues Lillian fuese preferido mil veces que todas estuviesen allí como forma de apoyo y a su vez de barrera por si el enojo de Lena se desbordaba o por si sus propias emociones se descontrolaban.

—¿Fue prudente dejarlas solas? –ya tenían cerca de dos minutos caminando en silencio y Kara fue quien lo rompió con esa pregunta.

—Sí, Lillian tiene que decirle cosas muy importantes a Lena, y aunque ella fuese preferido que hubiésemos estado allí, eso solamente les causaría más dolor y malestar a ambas.

—¿Puedes decirnos de que se trata? Lillian se veía afectada y me gustaría tener una base sobre la cual sostener a Lena luego de que terminen de hablar.

—No es mi lugar contar las intimidades de Lillian, chicas, y estoy segura de que Lena hablará contigo cuando se sienta lo suficientemente cómoda para hacerlo.

Kara suspiró y siguió caminando tratando de alejarse lo más posible del ruido de las voces de Lillian y Lena.

—Aún puedo oírlas, no con claridad; pero puedo entender cosas de las que dicen.

Siguieron caminando en silencio, cada una con muchas cosas en la cabeza, pero el centro de ellas era o Lillian, o Lena, o en el caso de Alex, Lillian y su madre.

Se detuvieron en un gran árbol que estaba bastante lejos de la casa y que muchas veces Alex y Kara utilizaron de refugio, y que Eliza y Lillian utilizaban para pasar algunas horas de la mañana y matar el tiempo mientras disfrutaban de la compañía de la otra.

—Tenía tiempo sin venir aquí –comentó Alex con la voz algo apagada, pues de no ser por la situación de Lea seguramente fuese pasado al menos un año sin ir a Midvale, pues Eliza era siempre la que iba a verlas.

—Lo mismo digo, cuando vine con Lea llegamos hasta la casa solamente y estuvimos casi todo el tiempo en el techo.

—Tampoco hice mucho para alentarlas a regresar a casa, sus vidas estaban, y están, en National City, y la vida que yo estaba viviendo aquí no quería que la conocieran.

—Creo que aún nos debes una explicación, mamá –dijo Alex algo nerviosa–, no lo digo en forma de reclamo o para molestarte, es solo que medio sabemos cómo inició su relación; pero, y creo que hablo por Kara también, necesitamos saber que viste en Lillian Luthor que fue tan brillante como para que terminaran en una relación.

—Bueno, creo que deberíamos sentarnos para hablar de eso –Kara y Alex asintieron, aunque vieron con extrañeza en lugar donde ahora estaba sentada su madre–. A Lillian no le gustaba mucho el banco, así que mandó a construir este columpio –se encogió de hombros–, me parece muy lindo y está hecho de tal manera que ni un golpe de Kara debería romperlo.

—¿Por qué hizo eso? Y el banco lo hicimos papá y yo, mamá, creo que debiste consultarme antes de aceptar algo así.

—Alexandra, esta es mi casa y puedo hacer en ella lo que desee, el banco que tu padre y tú hicieron Kara lo rompió pocos días luego de llegar, ese que había fue uno reforzado que nos dio J'onn.

—¡Kara!

—¡No sabía que era tan especial! Y mamá me dijo que mejor no te contase, ya después lo olvidé.

—Bueno, ya luego pelean, niñas –Alex vio feo a su madre y a Kara–. ¿No querían conocer mi lado de la historia?

—Sí –dijeron las hermanas al unísono mientras se sentaban.

Sin motivo ni razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora