XIV

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La cámara Génesis estaba casi lista, y según los cálculos y las instrucciones en la Fortaleza, solo tardaría un par de días en calibrarse a la perfección, y esto no les dejaba mucho tiempo a Lillian y Eliza para preparar la ceremonia de su boda, pues ambas estaban firmes en casarse y ese mismo día, o noche, iniciar el proceso de procreación que luego de varios meses les dejaría tener a sus hijas en brazos.

—Si nuestras madres quieren casarse en un par de días, es nuestro deber como sus hijas prepararles la mejor boda de todas las bodas.

—Lea, mamá quiere algo simple y mami hará lo que mamá desea, así que solo debemos decorar un poco el patio de la mansión y ambas estarán felices.

Liana dijo todo mientras ojeaba una revista de decoraciones en exteriores, junto a ella estaban Ruby y Reign haciendo lo mismo, todas notaron que era ella por el color de sus ojos.

—Recuérdenme quien es mami y quien es mamá, por favor.

Alex aún no podía diferenciar quien era quien, pues muchas veces las chicas invertían el quien era quien, según lo que necesitasen, explicasen o pidiesen.

—En este contexto —habló Lena—, mami en mi madre y mamá es Eliza.

—¡Veinte puntos para la morena de ojos verdes!

—En realidad no son verdes; pero gracias por mis puntos, hermanita —dijo con una sonrisa.

Se acercó y revolvió un poco el cabello de Liana, quien solo bufó antes de intentar alejarse mientras seguía viendo su revista.

—¿Cómo supiste diferenciarlas, Lee?

Lena se alejó de su pequeña hermana y se acercó a su esposa, dejó un beso en sus labios, causando una reacción de asco de las demás, en especial de las menores.

—Fácil, mi querida rubia. Crecí con Lillian, ella siempre ha sido muy minimalista en lo que se refiere a fiestas privadas y cosas de la familia. —Las mayores la vieron extrañada—. No se dejen deslumbrar por la Lillian pública, mi madre es bastante sencilla, no simple, jamás simple; pero le gustan las cosas pequeñas, los detalles significativos y sobre todo ama algo que haga su familia para ella.

—Entonces le gustará lo del patio siempre y cuando solo trabajemos en eso nosotras —Ruby fue la que dijo aquello mientras doblaba una de las hojas de la revista que estaba viendo.

—Exactamente, sobrina, ahora creo que deberíamos hacer eso rápido, porque a Liana y a mi ya no nos queda tanto tiempo.

—¿Qué quieres decir con eso, Lea? —Lena se acercó a su hermana y acarició su espalda, pues podía ver el peso que tuvo esa declaración.

—Hemos estado perdiendo recuerdos, Lena, "nuestro tiempo nos alcanzó", por decirlo de alguna manera —dijo con ironía y llanto en su voz mientras se levantaba y caminaba en círculos evitando hacer contacto visual—. No tenemos más de una semana antes de que nuestros cuerpos comiencen a deteriorarse de tal manera que eventualmente vamos a morir, y sinceramente no quiero que ninguna nos vea morir, mucho menos mis madres.

—¿No morirán igualmente cuando lleguen al futuro? —preguntó Ruby con los ojos un poco aguados, pues sus tías se habían convertido en un apoyo inesperado pero necesario.

—No lo sabemos a ciencia cierta; pero es bastante probable que nuestras células se reconstruyan cuando lleguemos allí...

—Sí, vamos a morir —dijo Liana interrumpiendo la explicación de su hermana—; pues dejaremos de ser nosotras, cambiaremos para ser exactamente lo que ustedes conocerán a partir de nuestro nacimiento —todas se relajaron, pues la muerte no sería tan literal—, y de paso ustedes olvidaran que todo lo que hicimos, lo hicimos nosotras como sus hermanas. Seremos solamente Lea y Liana dos chicas que las ayudaron a aceptar la relación de sus madres; pero en lo que se refiere a que estamos vinculadas por sangre, lo olvidaran.

Sin motivo ni razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora