180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]

🧁 7. BONITA AMISTAD 🧁

IRINA

Salgo del restaurante donde he comido y vuelvo a pasear por las calles con las dos maletas en mano. He preguntado en varios hoteles y ninguno tiene hueco para que pueda alojarme por tiempo indefinido. Todos los de la zona están reservados y no se a donde ir.

Podría llamar a mis amigos, pero no quiero hacerlo hasta que organice mi cabeza. Todavía estoy asimilando lo que ha pasado hace tan solo unas horas.

He pecado de segura y de verdad pensaba que Travis no se iba a atrever a echarme de su casa jamás. He puesto la mano en el fuego y me he quemado.

Ahora es cuando me he dado cuenta de verdad que no me necesita. Ni siquiera como empleada suya. Ya no le hago falta y me ha dejado con el contrato de Katia que puede prescindir de mi.

Ahora tengo que comenzar una nueva vida y no sé por donde empezar. Tengo que ordenar el caos en mi mente antes de dar ningún paso hacia cualquier lugar.

– ¡Irina!

Me congelo en el sitio y me maldigo por dentro. Mierda, no es momento. Me limpio las lágrimas que no he parado de derramar y me giro con una sonrisa falsa.

– Adrien – me acerco – Que sorpresa.

– ¿Dónde vas con las maletas? - se acerca preocupado - ¿Qué te pasa?

– Nada – giro la cara antes de que sus dedos lleguen a tocar mi mejilla.

– ¿Te has ido de casa de Travis?

– Si, me he ido – opto por darle la razón.

Se queda en silencio escudriñándome con la mirada y sigo hablando antes de que tome el control de la conversación y saque conclusiones equivocadas.

– Estoy yendo hacia un hotel donde tengo una reserva. No te preocupes – lo tranquilizo cuando se queda mirando mis maletas.

– Te acompaño – señalo el camino.

– No hace falta – me río nerviosa – Está aquí al lado.

– Por eso – me coge una maleta – No me cuesta nada.

Echa a andar y no me queda más remedio que seguirlo. Vamos en silencio y no se me hace incómodo, más que nada porque voy pensando en la actuación que estoy haciendo. No tengo ninguna reserva y no sé en qué hotel me voy a meter. El destino se está empeñando en que nada salga bien.

– ¿Es este? - señala un edificio a nuestro lado derecho.

– Si – digo de inmediato – Este es. Gracias por acompañarme.

– De nada. Te ayudo a subir las maletas.

– ¡No! - exclamo y me río algo tensa – No es necesario. Para eso están los botones.

– No me cuesta nada ayudarte, de verdad.

Sonríe y se adentra hacia la recepción. Me muerdo la lengua para evitar estallar y me acerco al mostrador donde un hombre me sonríe amable.

– Tengo una... reserva – trago duro.

– ¿A nombre de?

– Irina – susurro muerta de miedo.

– ¿Perdona? No te he escuchado.

– Irina Laurents.

Empieza a buscar en el ordenador y a cada segundo que pasa frunce el ceño.

– Lo siento, pero... no me sale tu nombre por ningún lado.

Adrien me mira con preocupación y sonrío demostrando falsa seguridad.