180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]

😎 20. DISFRUTAR 😎

Capítulo narrado por un personaje secundario muy queridoooo!! ❤️

KENNEDY

– Señorita – abro la puerta del copiloto – Su taxi la espera.

Ava pone los ojos en blanco pero se monta con una sonrisa. Cuando me da un beso en la mejilla, el estómago se me revuelve. Como cada vez que estoy con ella.

Antes de poner en marcha el coche, me fijo de nuevo en sus rasgos. Como si fuera la primera vez. Nunca he solido fijarme en chicas rubias, pero de ella es lo que más me llama la atención. Su pelo rubio platino. También sus ojos azul celeste. Su sonrisa, entre tierna y perversa. Todavía no he encontrado algo de ella que no me guste.

– ¿Vamos a quedarnos todo el día aquí? - enarca una ceja.

– Eres tú quien tiene la dirección – sonrío inocente – Cuando digas nos pondremos en marcha.

Coloca su móvil en la parte frontal del coche para que pueda ver la ubicación e ir hacia allí.

– ¿No me llevarás otra vez a una cena de Gala? - la miro de reojo.

– Tampoco estuvo tan mal – se ríe.

– No. Simplemente no pude disfrutar de ti.

Se ruboriza y le guiño un ojo. Siempre estamos con los tira y afloja, pero a veces me desespera esta situación. Quiero llegar a más con ella no por placer físico, sino por puro deseo emocional. Quiero ver como funcionamos en otro ámbitos, porque en el básico sé que congeniamos muy bien.

– ¿Y qué te hace pensar que esta noche si vas a disfrutar? - me mira con una sonrisa ladeada.

– Quien sabe – me encojo de hombros – Todo dependerá de a dónde me lleves.

– Alomejor te decepciono.

– ¿Tú? No lo creo.

Me sonríe más tierna y pasa una mano por mi nuca para acariciarme y tocarme el pelo. Cuando llegamos a la ubicación, aparcamos y nos bajamos del coche.

Ahora sí, la saludo como se merece. Dejo un buen beso en su mejilla, bastante cerca de su boca. Suelta una risita baja y se engancha a mi para entrar a lo que parece un hotel.

– Guau – miro el edificio – Apuntas alto.

– No te emociones – me mira burlona – Vamos al restaurante.

– Ya decía yo – hago una mueca.

Golpea mi hombro y me río con ella. Un hombre nos guía hasta una mesa que está lo suficientemente alejada del resto.

Mientras pedimos la comida, me fijo en la mirada rara que nos echa el camarero. Debe pensar que no es normal que un hombre de mi edad y una mujer de su edad cenen juntos en un lugar... visiblemente romántico. Estamos rodeados de velas, luces tenues y floreros con rosas y tulipanes.

– ¿Te molesta que la gente nos mire así? - me pregunta cuando nos quedamos solos.

– Tu también te has dado cuenta – ruedo los ojos y le doy un sorbo a mi copa de vino – Me la suda completamente. ¿A ti?

– Me gusta que nos miren. Me hace sentir que somos... únicos. Irrepetibles.

– Salud.

Chocamos nuestra copa y bebemos con una sonrisa. Siempre me he pasado por el forro de los huevos lo que la gente piense de mi. Mucho más me la va a sudar lo que piensen sobre ambos. Es mi vida y yo decido con quien compartirla. Si a alguien le molesta tanto la diferencia de edad, solo tiene que hacer la vista gorda y pasar de nosotros. No me van a contagiar su infelicidad.