💸 32. CADENA PERPETUA 💸

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TRAVIS

Soy el primero en llegar al restaurante donde he quedado con mis socios. Esta mañana he aterrizado en Marsella y solo me ha dado tiempo a echarme una cabezada en el hotel y arreglarme para asistir a la comida.

Al ver que todavía no aparecen, empiezo a pensar qué excusa poner para comunicarles que Irina y yo nos hemos separado y que por eso vengo solo.

Sé que me van a hacer preguntas y no estoy seguro de si voy a saber contestarlas. Por una vez en la vida he entrado en razón y me he dado cuenta de que hemos llevado la mentira demasiado lejos. Es hora de que se acabe ya que ninguno estamos dispuestos a decir la verdad.

La excusa falsa es lo más fácil. Ayer, antes de volar hacia aquí, volví a prometerle que iba a ser claro con Rachel y Louis, para que no esperasen a mi supuesta mujer en futuras reuniones. Al tiempo, les presentaré a Aurora como la nueva.

También estoy de acuerdo con Irina en que tenemos que evitar situaciones incómodas entre ambos. Estamos mejor que nunca, dentro de lo que cabe, pero yo tampoco quiero seguir sufriendo y seguir engañándome a mi mismo.

Irina está fuera de mi alcance y es la realidad. Y sé que cuando me pidió evitar situaciones incómodas se refería a esto. A no seguir fingiendo que nos amamos. Que estamos juntos. A no darle a entender a nadie que nos queremos y que somos felices.

Un ligero temblor me recorre de arriba abajo cuando veo a mis socios entrar por la puerta del restaurante. Le echo una mirada de reojo a Leo que desde otra mesa me levanta el pulgar dándome ánimos.

No se lo van a tomar mal, no es eso lo que me preocupa, sino decirlo en voz alta y creérmelo de una vez por todas. Me aterra que esto sea el punto y final para los dos. La última oportunidad. No quiero hacerlo, pero se lo debo. Ha hecho tanto por mi aún siendo un completo hijo de puta, que se lo debo. Haré todo lo que ella me pida, y si lo que quiere es mantener las distancias en todos los ámbitos, así será.

– ¡Travis! Perdona el retraso – el hombre me da la mano con fuerza – Mi mujer no encontraba las llaves de casa.

– Tú las escondiste anoche – le reprocha y se acerca a mi – Hola de nuevo.

– Acabo de llegar – miento – No os preocupéis. ¿Vuestra casa nueva está en orden?

– Está lista para poder ser habitada – asiente Rachel – Si os parece, podéis venir a verla después...

Empieza a mirar a todos lados buscando a alguien.

– ¿Y tú mujer? - me preguntan a la vez.

Les hago una seña para que se sienten y le doy un trago a mi copa de vino que ya había pedido.

– Ehm... - me rasco la barbilla – Veréis, mi mujer...

– Oh, no me digas que ha tenido una recaída de su enfermedad – Louis hace una mueca desagradable – Espero que se recupere pronto.

– No, Irina está bien – asiento.

– ¿Entonces? ¡Ah, está en el baño! - exclama su mujer.

– No, no – me río – El caso es que Irina y yo...

– ¡Hola!

Las palabras se me quedan a mitad de la garganta cuando escucho la voz de Irina a mi espalda. Me giro lentamente y la veo aparecer trotando, con sudor por la frente y muy elegante a la vez.

Nos mira con una sonrisa mientras intenta calmar su respiración agitada y se sienta a mi lado. Se echa el pelo hacia atrás para apartárselo de los hombros y se abanica la cara con las manos.

180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora