IRINA
– ¿Por qué no dejas que se siga acercando a ti? - me pregunta Nina después de que le haya contado mi estancia en Italia y la inesperada visita.
– Porque yo sufro con cada encuentro y está claro que él lo único que quiere es disfrutar y aprovechar cualquier situación.
– Es la primera vez que pienso que te equivocas.
Me acerco a su lado para ayudarle de terminar los postres y ultimar los platos.
– A Travis le gustas. De eso no cabe duda – sigue hablando.
– Yo ya pasé ese nivel. No estoy ahí.
– Ten en cuenta que vas con ventaja. El empieza de cero. ¿Tendrá que pasar por esa fase antes de llegar a algo más?
– Nadie me asegura que llegue a algo más – la miro con un nudo en la garganta – Nadie me acredita que se vaya a enamorar de mi. O que vaya a divorciarse de su mujer de nuevo.
– La ha echado, ya es un paso.
– Yo creo que por su propio interés. Si de verdad sintiera algo más por mi, no le importaría divorciarse como hizo en el pasado.
– No es tan fácil, querida.
– ¿Y es más fácil estar al son de su baile? - hago que deje lo que está haciendo y le cojo las manos – Nina, sufro nada más verlo. Me duele saber que no está a mi altura y que un día llegó a estarlo. Me duele estar con él y que al día siguiente no me dirija la palabra, como llevamos estos tres días desde que volvimos de Italia. Si vieras como se comportó los días que estuvimos allí y como lo hace ahora, me entenderías.
– Haz con tus sentimientos lo que creas conveniente – aprieta mis manos con una sonrisa – Te apoyaré. Solo... escucha a tu corazón. Es un consejo.
Le agradezco y la abrazo con todas mis fuerzas.
Igualmente, voy a seguir como tenía pensado. No puedo estar para cuando él quiera. Independientemente de que sea un juego o no... no quiero seguir sufriendo si puedo evitarlo. Como le dije, si algún día se acuerda de todo, hablaremos sobre ello y tomaremos medidas. Mientras tanto... no me voy a permitir estar derrumbada. Demasiado he pasado ya.
Cuando terminamos en la cocina, ambas subimos a cambiarnos para la cena que tiene lugar en media hora. Cenaremos todos juntos, incluidos Kennedy, Camille y Aiko. Todos los años han cenado en Navidad, es una tradición.
El resto de días festivos, Camille y Aiko los pasan con su familia. De momento, esta noche está reservada para nosotros, ahora con Katia y conmigo como nuevas invitadas.
Me visto sencilla porque no veo necesario ponerme despampanante para la gente que voy a ver. No es que no sean importantes, sino que ya me han visto de todas las formas posibles. Dicho por ellos, es una cena como otra cualquiera. Solo cambia la variedad de comida y los regalos que hay como postre.
Me pongo las botas que mas le pegan a la falda y a la blusa que llevo y bajo para recibir a los invitados. Como está todo colocado en la mesa, no tengo nada más que hacer que ocupar asiento. Lo hago con Camille a un lado y Lucas al otro. Katia y Travis quedan al frente, pero éste ni siquiera me dirige una mirada de soslayo.
La sangre me hierve y el estómago me duele de celos cuando con Katia si que habla. Incluso se ríe en algunas ocasiones. Conmigo jamás lo ha hecho. Al menos no delante de tanta gente.
– ¿Falta alguien? - pregunta Nina confusa cuando suena el timbre.
– Yo abro.
Travis se apresura a levantarse y a desaparecer. No le presto atención porque sigo hablando con todos, pero en cuanto aparece en el salón acompañado de ella, todos nos quedamos en silencio y boquiabiertos. Por mi parte, se me hiela la sangre y se me forma un nudo más grande en el estómago.
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180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]
Romance** BILOGÍA 180 DÍAS** *LIBRO 2* Irina No sabe quién soy. Recuerdo todo y me hundo. Quiero hacerle ver que una vez, fuimos el uno para el otro. Aunque me apague en el proceso. Travis No sé quién es. No recuerdo nada y me frustro. Estoy dispuesto a e...