180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]

💸 21. TRAIDOR 💸

TRAVIS

– ¡FUERA TODO EL MUNDO!

El salón se despeja en cuanto las palabras salen de mi boca. No le presto atención a nadie, tampoco al desastre que hay alrededor de mi, tan solo estrecho a Irina entre mis brazos sin saber que más hacer o decir.

Me rompe el corazón verla así. Me duele como nunca antes me había dolido nada. El único motivo que encuentro es que empiezo a tener sentimientos hacia ella aún sin acordarme de mi pasado. Estoy empezando a darme una oportunidad incluso cuando realmente es la segunda.

No quería sentir nada por ella sin tener recuerdos. No quería empezar algo habiéndome dejado otra cosa a medias. Supongo que me he equivocado y eso no está bajo mi control. Por más que me mando órdenes a mi mismo, no las capto. O no quiero captarlas cuando se trata de ella.

– T-Travis.

– Calma – acaricio su pelo – Te voy a cuidar.

– No me quieres – solloza débilmente.

– No como te mereces o como esperas que te quiera. Pero te voy a cuidar – prometo.

– Yo sí te...

– No puedes dormirte – la sacudo en mis brazos con un nudo en el estómago.

Hago de todo para espabilarla pero no sirve de nada. Mi hermano entra segundos después avisando de que está la ambulancia y cojo a Irina deprisa para no perder ni un minuto más. Mientras los médicos me la quitan de las manos, Leo me habla al oído.

– He localizado a ese hijo de puta. Es un niñato.

– Lucas – le aprieto el hombro – No te separes de Irina en ningún momento. De lo contrario, te mataré.

Se sube en la ambulancia con ella y yo me monto en el coche con Leo para que me indique a dónde tenemos que ir.

– He seguido su rastro y unos antiguos compañeros míos lo han detenido. Nos esperan.

– Espero que no se estén mofando con él. Quiero hacerlo yo.

Empezamos a adentrarnos por unas callejuelas de la ciudad, quedando cada vez menos para llegar a nuestro destino. Dejo el coche de mala manera en la entrada de un callejón sin luces y desolado. Dos hombres imponentes nos esperan al final mientras sujetan a un niño de ambos brazos. Una de sus linternas se enfoca en la cara y no puedo evitar que la sorpresa inunde mis facciones.

– Así que eres tú – me acerco – Has sido tú todo este tiempo.

– Tenía órdenes – me mira pálido.

– En estos juegos, los peones como tú son los que salen perdiendo.

Su barbilla tiembla cada vez que me acerco más y más.

– Te advertí una vez y no me has hecho caso.

– Mi intención no era dañarla – me mira suplicaz.

– Lo has hecho para protegerte, ¿no?– asiento.

– Sí, sí, porque...

Le asesto un puñetazo que lo deja sin habla. Inmediatamente la sangre brota de su labio y me mira con ojos llenos de terror y cobardía.

– De no ser por mi, la hubieses seguido utilizando – lo cojo del cuello haciendo que los otros lo suelten – Y fallé una vez, pero no te lo voy a permitir de nuevo.

– P-por f-favor...

Con la mano libre, empiezo a golpear su cara con todas mis fuerzas. Su sangre me salpica y sus gemidos me dejan sordo, pero no me detengo en ningún momento.