Capítulo 26

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Alexis

—Puedes poner música si quieres — le digo a Mariel en un intento para que deje de parecer aterrada.

—¿En serio?

—¿Por qué a mí no me dejas poner música en tu auto?— me ahorro las palabras y no le respondo a Miguel, pero en mi lugar Mariel lo hace.

—A de ser porque tú tienes malos gustos— veo que esconde una sonrisa.

—Hey— responde él— a ver, pon música tú entonces.

—Bien, pero no quiero quejas, escucharemos a Taylor Swift.

Miguel está a punto de hablar pero ella lo interrumpe —Sin quejas.

—Iba a decir que me encanta Taylor Swift.

Dentro de tanto caos, sonrío al ver que la chica que va a mi lado se ha relajado un poco, sonrisa que es borrada por los fuertes gritos de Miguel que va cantado, y más aún cuando suena el coro de la canción Blank Space.

—Tal vez no haya sido tan buena idea poner música— le digo a Mariel, quien solo niega sonriendo.

—Déjalo ser feliz.

Llegamos a la casa del mencionado, quien al parecer no quiere bajar del auto.

—Que sepas que me ofende que no me invites a mi también —me recrimina.

—Pero si pasas más tiempo en mi casa que en la tuya.

—¿Acaso ustedes dos van a hacer algo indebido y por eso no quieren que vaya?— pregunta con malicia y veo de reojo a Mariel que abre los ojos asustadisima lo que me causa gracia.

—Serás idiota— le digo a mi amigo que aún no acepta que este día no irá.

—Yo me refería a algo como robar o golpear a alguien, pero sus caras me demuestras que son unos mal pesados— sonríe inocente —bueno, ya qué, adiós.

—Al fin se resignó.

Ella solo sonríe y yo no puedo sentirme más culpable, ¿por qué la obligué a venir?

Una parte de mi subconsciente me dice que era la única manera de hacerla venir, pero la otra parte me reclama que habían otras maneras menos descabelladas.

Cuando llegamos a casa Mariel no dice nada, pues ya ha venido antes, Marina nos recibe en la sala y pronto nos dice que ya está la comida.

—¿Le ayudas a tu madre a bajar?— me dice Marina, a lo que yo asiento.

Voy subiendo las gradas y toco la puerta de la habitación de mamá.

—Pasa— ella sonríe al verme —¿si vino tu amiga?

—Está abajo.

—Que bueno— ella me pellizca suavemente las mejillas— me alegro tanto que estés teniendo amigos de nuevo.

—Tampoco te emociones tanto, solo es una amiga —le recalco— además ya tenía a...

—A Miguel— termina ella por mí —lo sé hijo, es un buen muchacho también, pero tu antes eras una persona diferente, eras tan alegre y por mi culpa te quedaste hasta sin amigos.

—A veces no es necesario tener tantas personas alrededor para estar bien.

—Eso es muy cierto hijo, pero yo solo quiero que sonrías de nuevo, que salgas y vivas tu vida, no que te la pases cuidándome.

—No digas esas cosas mamá.

—Alexis, yo estoy mejorando, poco a poco, pero me voy sintiendo mejor.

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