Inscripción Oportuna

Capítulo 18

No creí que algún día iría en el mismo auto que el chico que antes veía todas las mañanas, en su auto o de su madre, en ese entonces era emocionante saber que lo vería y aún más verlo a lo lejos y luego pasar por su lado, ¿que chiste tiene eso? Fue lo que me dijo Susan cuando se lo conté pero día tras día tuvo que acostumbrarse a qué a mí eso me emocionaba hasta el punto que ella también quiso conocerlo pero para ese punto ya era tarde, supe que tenía novia y empecé a usar el autobús.

Mi mejor amiga aún no sabe que casualmente ese mismo chico asiste a la academia, aún no se lo he contado y no sé porqué, pero el punto es que ya no soy la misma de el año pasado, si hubiese sido así hubiese saltado de la alegría, ahora solo me da nostalgia porque me recuerda que él era una de las razones por las que prefería mil veces caminar y pasar por esa avenida.

Muy cursi me dijo Mercy cuando le mencioné y tenía razón, era muy ilusa al llegar a querer a alguien a quien solo veía en la calle.

Para este punto da igual, ahora se siente bien ir a su lado y ser compañeros de estudio.

—Entonces, ¿te llevo a casa cierto? ¿o tienes pensado fugarte a otro lado?

—Si te digo que me lleves a otro lugar ¿lo harías?

—No lo sé, estaría colaborando a qué desobedescas a tus padres.

—¿Y si tengo su permiso?

—No lo tienes.

—¿Cómo lo sabes?

—Solo sé que no lo tienes.

—Tampoco tengo planes de ir a otro lugar, llévame a casa.

Levanta sus cejas y me da una sonrisa burlona, he sonado un poco grosera así que añado un por favor.

—Bien.

Enciende la música y me siento muy agradecida al escuchar una canción conocida, Ride de Twenty One Pilots.

—¿Te gusta esta canción?- pregunta.

—Me encanta.

—Tienes buen gusto.

—Que te puedo decir, sus canciones son geniales.

—I'm fallin' so i'm taking my time on my ride— empieza a cantar la parte del coro y me es imposible no unirmele.

—I'm fallin' so i'm taking my time on my ride— no nos importa sonar tan desafinados, es gracioso.

Una llamada a su celular detiene todo el escándalo que teníamos, apaga la música y contesta.

No le presto mucha atención a lo que dice, hasta el momento en que suena un poco preocupado.

—¿Cómo está?— no tengo idea de quién se trata pero en verdad es notoria la preocupación en su voz— ¿a qué hora fue? ¿Porqué no me avisaste antes? Da igual, voy para allá.

Cuelga la llamada y respira profundo, luego voltea a verme y empiezo a preocuparme.

—¿Está todo bien?

—Lo estará— solo asiento no muy convencida con su respuesta, pues tiene razón en no querer contarme, apenas nos conocemos— entonces, ¿es esta calle verdad?

Hasta entonces me doy cuenta que ya hemos llegado a casa.

—Si, gracias por traerme— él asiente— y espero que lo que sea que no está bien ahora lo esté después.

—Gracias, yo también lo espero.

—Adiós.

—Nos vemos Mariel.