Capítulo 28

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Alexis

Al final de cuentas si hay alguien a quien en verdad le debo explicaciones, y muchas, es a Mariel, en el fondo sé que nunca debí persuadirla para que me acompañe, ni arrastrarla con mis mentiras, pero ¿qué otras opciones tenía?, pedírselo de favor, como una persona normal, me reclama mi conciencia.

La miro a los ojos pensando como empezar y a la vez esperando sus reclamos, es muy impaciente, debo concentrarme.

Pero en su lugar pregunto—¿Por qué de repente dejé de verte cuando íbamos a clases?

Ella me vuelve a enfocar con sus ojos color cafés, tan pequeños que le parecen achinados.

—Oye, sé suponía que tú me ibas a contar algo tuyo, no íbamos a hablar sobre mí — se defiende.

—Bien— suspiro— sabes, en ese tiempo cuando te veía de camino a clases todo era tan sencillo, en casa las cosas iban bien, todo iba bien, o eso creía—ella continua observándome, lo que me hace que continúe— en ese tiempo yo creía que mi familia estaba bien, mamá y papá trabajaban la mayoría del tiempo y yo estaba bien con eso, los veía poco pero los entendía y tampoco sentía que me faltara cariño, pues el tiempo que compartía con ellos lo disfrutaba.

Empiezo a retroceder en mis recuerdos y de pronto regreso al presente, pues siento que voy a aburrir a Mariel con mis niñerías.

En su lugar ellas me asiente como diciendo que continúe, que ella si quiere escuchar, y es así como le relato a Mariel lo que antes solo me atormentaba en mi mente, en mis recuerdos, en mi conciencia.

—Le reclamé a papá esa misma noche, él lo negó rotundamente al principio, pero después no tuvo más remedio que aceptarlo cuando le dije con nombre y apellido quien era ella, no tenía como contradecirme, más en su lugar me regañó por registrar su teléfono, según él.

El dolor en mi pecho me invade, la culpa desde entonces me visita a menudo.

—¿Fue idea de él lo de no decirle a tu madre?

Y aquí es donde me pesa aún más la conciencia —No, yo tomé mis propias decisiones— recuesto la cabeza en el asiento, ya que ha empezado a dolerme— él estaba seguro que yo lo iba a delatar, por eso ni siquiera me pidió que lo cubriera.

Mi mente vuela al pasado, a la noche que lo enfrenté y tomé esa mala decisión específicamente.

No voy a decírselo a mamá por ahora— él regresa a mí su mirada que había desviado, no sé si por vergüenza o por el enojo porque le había contestado su dichoso teléfono— por ahora ella no debe tener emociones tan fuertes por el bebé— Mamá estaba tan ilusionada con tener en sus brazos al bebé, nocómo a papá podía darle igual— pero después que él nazca, ella va a saberlo, no es justo que le hagas esto papá, creí que la querías, a ella, al bebé, a tu familia.

No lo entiendes Alexis— me decía luciendo despreocupado.

—¿Qué no lo entiendo? Tú no entiendes — levanté la voz aprovechando que mamá había salido a comprar con Marina.

—Mira Alexis, no creas que solo a ti te importa tu madre y tu hermano, a mi también me importan.

—Pues no parece— me dispuse a retirarme de su puerta— eso sí, después que esto pase, serás tú mismo quien se lo va a decir.

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