Capitulo 14: Parientes lejanas

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Actuó de forma arrebatada y no había reflexionado lucidamente al momento de emponzoñar y subyugar al moreno. Ni siquiera tenia idea de que hacer en ese preciso momento.

Llevaba 40 minutos frente a la puerta de su habitación, inmóvil.

Pensó en devolverse dentro de la habitación, pero pensar en Miguel le provocaba una sensación de apeno y de mucha furia, no olvidaba los reciente comentarios y actitudes tan viles. No es que esperara un cambio radical en su comportamiento hacia ella, pero esperaba un trato mas decente después de permitirle hacer y deshacer con su cuerpo, al contrario, demostró que últimamente su proceder se había tornado mas descarado y sobre todo insolente.

No tenia tacto con las mujeres y menos con las que intimaba ¿O será que solo era así con ella?¿Y con cuantas personas pudo haber estado anteriormente?

Sacudió su cabeza, pensar en aquello era equivalente a mortificarse, y ella misma sabia que su pasatiempo favorito era mortificarse con escenas de las cuales no tenia información certera.

Suspiro.

Camino hacia la salida del edificio, tenia tanta hambre y la cocineta de la habitación hacia un tremendo ruido por lo que no quería que Miguel supiera que se hallaba ahí con el y tampoco sabia la duración de su paralizante, Miguel compartía un veneno similar y era posible que la duración fuera menor o mínima.

Llego rápidamente a la sede, todo seguía igual, como si hace unas cuantas horas no le hubiera dado una paliza a su máximo regente.

Caminaba tranquilamente, nadie la reconocía como tal, pues no portaba su traje el cual aun se hallaba tendido en el gélido piso de la ducha. Pasó a través de la sala donde se había enfrentado a su musculoso amor platónico, el vidrio que protegía a la audiencia ahora se encontraba opaco, posiblemente una practica privada se suscitaba en sus interiores.

Durante su trayecto no pudo evitar observarse a través de su reflejo, su cabello llamo su atención. La tintura negra que había aplicado había abandonado sus raíces y se había posicionado en las puntas de su cabello el cual se hallaba un poco mas debajo de su cintura, incluso había perdido intensidad malogrando un feo tono gris.

Era hora de cortarlo, aunque no le agradara ostentar de su nívea melena.

Siguió su andar donde un aroma a carne sofrita inundo su olfato, podía identificar un ligero olor a ajo, cebolla y tomate asado. Sus belfos se inundaron de liquido salivar pues el aroma era sabroso, se acerco y ante sus ojos una cafetería con miles de Spider se poso ante sus claro ojos, se acerco a la barra donde otros Spider cocinaban habilidosos.

-Linda ¿Qué te puedo ofrecer?

Una musculosa mujer con mascara sonrió ante su aparición, sus manos con ambos puños cerrados se colocaron en su cadera y la miro con mucha dulzura.

-Bueno, es que olía muy rico, no se que están preparando pero me gustaría probarlo.- La corpulenta mujer asintió.

-Es nuestra especialidad, hamburguesa 2099.

Una carcajada quedo reprimida en su garganta al observar la hamburguesa de tan exquisito olor que era la vivía imagen de Miguel, tomo la charola y se encamino hacia una mesa vacía, observo directamente la intimidante hamburguesa, recolectaba toda la personalidad de Miguel.

Era grande, olía rico, seguro tendría un sabor delicioso y era calientita.

"Con esta ya serán tres las ocasiones que tenga la dicha de comerme a Miguel."

-Gracias por la comida.- Agradeció teniendo en mente los dos encuentros que había tenido con Miguel.

-¿Con quien hablas?

Apología | Miguel O'HaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora