5-2C

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La vida era miserable, o al menos cuando no tienes nada que te motive o te de una razón para existir.

Spreen tenía una motivación y una razón para existir: enorgullecer a su padre y asumir su puesto en los negocios familiares. Sin embargo, eso fue cuando aún no lo conocía a él, el chico de la clase 5-2C.

—. ¿El chico de la clase 5-2C? ¿Cuál de todos? - pregunta su amigo, confundido.

Spreen intentaba buscar el nombre completo de aquel chico, pero sólo conocía su salón de clases.

—. Usa gorro beanie color azul-negro, negro, rojo vino, depende del día. También usa lentes, un suéter, tiene una mochila negra y siempre carga un estuche de violín - responde, específico.

Su amigo se sorprendió por lo detallado que fue al dar la descripción, suspirando pesado.

—. Bueno, no conozco al chico, pero sé de quién hablas - responde —. Conozco a una persona cercana a él, podría hacer que te presente al chico.

Spreen sonrió, asintiendo.

—. Dios, muchas gracias, Carre. Juro que te lo pagaré en algún momento - responde, sonriente.

El contrario negó con la cabeza, simplemente despidiéndose de él.

Las clases transcurrieron a paso lento para Spreen, hasta que por fin terminaron y pudo salir del salón, yendo a paso rápido para llegar al salón de música.

Ahí, parado viendo por la ventana, estaba aquel chico de cabellos negros.

Tocaba el violín de una forma que podía sentir cada emoción, su corazón se derretía de pasión con cada canción. Estaba fascinado por el talento de aquel chico, fascinado con la sensación de su cuerpo al escucharlo.

—. ¿Qué haces aquí? - una voz lo sacó de su ensoñación, frenando la canción de aquel chico y haciendo que se giré a ver

Al observar quién lo llamó, se encontró con una chica de cabellos lacios.

—. Oh, sólo pasaba por aquí, y me pareció interesante escucharlo tocar - responde, nervioso, como si lo hubieran atrapado en el peor crimen.

La chica se encogió de hombros, asintiendo —. Si quieres pasale, no nos molesta - invita, entrando al salón.

—. ¿En serio? No me gustaría molestarlos - dice, nervioso, pero ilusionado.

—. Claro - responde —. ¿Te molesta? - pregunta la chica, dirigiéndose al chico que estaba adentro.

—. Para nada, pasa - responde, sonriente y risueño.

Spreen suspiró pesado, asintiendo.

Entró al salón de música y de inmediato sintió el aroma a madera, circuitos, y café.

—. Soy River, baterista de la banda escolar - se presenta, estrechando su mano con el pelinegro.

—. Mucho gusto, Spreen Buhajeruk, presidente del consejo estudiantil - responde, sonriente.

Le emocionaba estar en aquel salón.

—. Él es nuestro guitarrista, violinista y vocalista, Quackity - presenta la chica, sonriéndole.

El nombrado alzó su mano como saludo, sonriéndole.

—. Un placer - dicen ambos al unísono sin darse cuenta, haciendo que el menor se riera y Spreen se avergonzara.

¿Por qué se sentía tan vulnerable?

Se quedó durante dos horas, escuchándolos practicar y dando su opinión.

Descubrió que Quackity era más talentoso de lo que esperaba. Tocaba la guitarra, el violín, el piano, sabía inglés fluido y tenía una voz increíble al cantar.

¿Por qué nadie habla de él? - se preguntó, extrañado del por qué siempre hablaban de él y no de Quackity. ¿Era por su familia?

Quackity formaba parte de la banda escolar, siendo sólo un año menor que él y perteneciendo a la clase especial de becados 5-2C, parte del club de literatura y presidente de un club de informática.

¿Podía ser ese chico más perfecto?

Suspiraba cada vez que lo miraba.

Quisiera ser tan especial como para hacerlo divagar. Quackity parecía enamorado de la música, y eso lo enamoraba a él.

—. ¿Te gustan las películas? - preguntó el menor caminando a su lado.

Ambos caminaban juntos hacia la parada del metro. Mintió a su padre diciéndole que estaría en la casa de un amigo y que él lo recogería, sólo para que no mandará a su chofer y poder caminar junto al menor.

—. Claro, ¿cuál es tu favorita? - pregunta, sonriente.

Estaba encantado, fascinado. ¿Podía sentirse más ameno que eso? Sentía que Quackity era la persona más linda del mundo.

—. Star Wars, pero depende - respondió el menor, riéndose.

—. Depende ¿de qué? - pregunta, encantado.

—. Del género, ¿cuál es tu género favorito? Él mío es el romance - dice, sonriente y alegre.

—. Prefiero la ciencia ficción y la acción - responde, sonriéndole.

Quackity se rió por su respuesta, haciéndolo sentir avergonzado, aún sabiendo que no lo hacía con intención de burla.

—. Lo siento, pero esos géneros quedan muy bien contigo - responde —. Te ves así.

Spreen quedó confundido, extrañado.

—. Ya vino mi tren, me voy - dice el menor, corriendo hacia la entrada —. ¡Nos vemos el lunes!

—. ¡Nos vemos! - se despidió de regresó, viéndolo partir.

Ahí se dio cuenta, que no lo volvería a ver en todo el fin de semana.

Y por primera vez, anheló que el lunes llegará pronto.






My Boy - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora