Aburrido, enfadado, estresado y exhausto; así pasaron cinco años desde que se despidió de Quackity, en los cuales se dedicó meramente a estudiar, comer, dormir, y salir con alguien todos los viernes.
Ahora era un adulto de veintitrés años que estaba formado para ser el siguiente CEO de una gran compañía, con experiencias de vida de un adulto; desde sus cortas relaciones de una noche hasta su sentimiento eterno por su único amor.
Por otro lado, Quackity se encontraba bebiendo champagne con gente importante en una suite del hotel más caro y conocido del país.
Su vida cambió completamente luego de conocer al padre de Spreen, quien le enseñó y lo guió por el camino del éxito.
Aún recuerda la primera conversación que tuvo con él, la cual no fue del todo de su agrado, pero sin duda le cambió la vida.
El señor Buhajeruk lo puso en contacto con varias personas importantes, él se esforzó y siguió sus conejos, lo que terminó colocándolo en la cima del mundo artístico musical.
—. Los que tienen patrocinadores siempre serán mejores, pero no porque tengan talento, sino porque dan el culo por dinero - dice un hombre, un actor conocido en la industria del cine.
Las demás personas se ríeron "elegantemente" con sus copas de champagne. Quackity se sentía agobiado, no sabía si era porque es más joven que los demás, pero sin duda sentía incomodidad de estar ahí.
—. Señor Buhajeruk, me retiro primero - susurra, haciendo que el hombre mayor se gire a verlo.
—. Bueno, con su permiso, nos retiramos primero - dice, levantándose también del sofá.
Las personas se quedaron murmurando mientras salían, pero no les importó.
Quackity tenía cierto aprecio hacia el señor Buhajeruk, era consciente de lo que le hizo a su hijo, pero tampoco podía ignorar los inmensos favores que le había hecho. El poder cuidar tan bien a su madre era gracias a él.
—. ¿No han hablado? - pregunta el hombre, subiendo al auto junto a él.
—. Para nada, tenemos un acuerdo sobre eso - respondió, restándole importancia.
—. Los jóvenes de ahora, tienen acuerdos muy extraños - murmura, sin decir más.
Quackity sonríe, porque había aprendido a leerlo, y sabía que muy en el fondo los apoyaba incondicionalmente.
—. Una vez dijo que haberlo mandado al extranjero no era un castigo en sí, ¿qué quiso decir con eso? - pregunta Quackity, curioso.
El hombre hizo una mueca antes de responder —. Desde el comienzó de su preparatoria hablamos sobre que estudiaría la Universidad en el extranjero, el día que lo hablamos regresamos de hablar con su madre, supongo que estaba muy fuera de sí para recordarlo. Cuando le dijo "irse fuera" fue más un recordatorio, aunque sé que también le dije más cosas. Sé que probablemente no fui un buen padre, mucho menos una buena persona, pero siempre estuve ahí para él, aunque no se diera cuenta.
Quackity sonrió, asintiendo por sus palabras. Sus actos fueron equivocados, pero los expiaba y aceptaba, no ponía excusas, incluso mostraba arrepentimiento. A veces es más fácil culpar a los demás que reconocer sus propios errores.
—. Spreen, su hijo, ¿lo considera un buen chico? - pregunta, en lo que se llevan conociendo nunca habían hablado sobre Spreen hasta ese momento.
—. Él es un chico bastante especial, siempre lo ha sido. Durante primaria y secundaria nunca mostró interés por otras personas, hasta que te conoció en la preparatoria, quizá por eso me sorprendió más, no me esperaba algo así, no de él. Consideraba que era un chico atento, inteligente, disciplinado y quizá se sobre esforzaba mucho, así que verlo salirse de ese papel gris por culpa de otro chico me causó conflicto, pese a eso, lo que hice no estuvo bien, pero no podría disculparme con él ni porque quisiera - responde.
Quackity lo miró curioso —. ¿Por qué cree que no aceptaría sus disculpas? - preguntó.
—. Porque me odia.
La conversación murió ahí, cambiaron el tema para hablar sobre las giras y los futuros planes.
Regresaron a su hotel y continuaron hablando con normalidad, hasta que la hora de la cena se hizo presente y el señor Buhajeruk lo llevó a comer.
—. Aún no me acostumbro a estos lugares elegantes - dice el menor, tratando de degustar su carne.
—. No te preocupes, te seguiré trayendo más seguido, veo que haberte dejado a cargo de Wilbur no fue una buena idea. El idiota es igual de sencillo que tú - dice el hombre, sirviéndole vino.
Quackity sonrió, no podía con tantas molestias.
Al terminar, fueron a pasear juntos mientras platicaban sobre los estudios, la carrera y las sesiones que tendría a futuro. Terminaron comprando ropa, y Quackity se cambió sus zapatos simples por unos tacones que el señor Buhajeruk le recomendó.
El menor se veía en el espejo, la ropa que su "suegro" le había escogido realmente le quedaba bien. No era reveladora de forma vulgar, más bien, formaba su cuerpo y hacia deslumbrar los detalles, sobre todo por los botines de tacon color negro.
—. ¿Me veo bien? - pregunta, dando vueltas frente al hombre, el cual se encontraba fumando.
El señor Buhajeruk sonrió al verlo, haciendo que Quackity se sonroje por recordar a Spreen a través de él.
—. La juventud realmente me sorprende - responde, apagando el cigarro para sacar una tarjeta negra y pagar por toda la ropa —. Bien, vámonos.
Caminaron hasta el auto y regresaron al hotel, donde Quackity hizo su rutina para antes de dormir y el señor Buhajeruk fue a trabajar en su ordenador.
A la mañana siguiente, Quackity realizó su rutina y fue hacia su Universidad, donde hizo su mejor esfuerzo en las clases.
Las clases de lírica eran sus favoritas, era donde podía expresar todos sus sentimientos, y eso lo ponía contento.
Al finalizar las clases, tomó sus cosas y caminó a la salida de la Universidad, donde para sorpresa de muchos, había un auto de lujo estacionado.
Sonrió al pensar que era el señor Buhajeruk, por lo que se acercó con confianza a la puerta del copiloto y tocó con suavidad. Su sonrisa se borró al ver a la persona dentro.
Perdón por andar actualizando bien tarde últimamente, pero ahora tengo una "relación a distancia". No sé, comenzamos a hablar y terminamos así, llevamos dos días xD
Lo que no sabe es que tengo depresión y yo no me aferró ni a mi propia vida.
En fin, es un evento canónico, estoy segura
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My Boy - Spreeckity
FanfictionSpreen era la perfección ilustrada en persona, era todo lo que una persona quisiera ser. Millonario, atlético, inteligente, amigable, y demás virtudes. Sin embargo, él sentía que su vida carecía de la existencia de algo, algo que complementará sus d...