Avanzar sin estar listo

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Uno, dos, tres, cuatro, cinco meses, los días parecían ser devorados por el tiempo, los minutos iban con el viento y las horas se diluían en el aire.

Ninguno de los dos quería que el tiempo trascendiera, querían detenerlo.

Spreen quería seguir escuchando las prácticas de la banda, quería seguir desayunando con su amor, quería esas charlas de jueves, esas pijamadas de viernes, las películas de sábados, las citas en domingos, y repetir su rutina toda la semana.

Podrían decir que las rutinas eran aburridas, pero para ellos no, ansiaban esos días como nunca habían ansiado algo antes.

—. Es dos, tres, dos, tres, repiten y pausas - dice Rivers, indicando a Quackity cómo tocar la guitarra.

Quackity era excelente con el violín, pero tenía torpezas con la guitarra.

—. Me duelen los dedos - se queja el menor, mostrando sus dedos magullados.

Spreen sonrió, acercándose a él para tomar su mano y besarla, haciendo que Rivers, Mariana, Robleis y Carre pusieran cara de asco.

Comenzó a acariciar las manos sin importarle las miradas, terminando por sacar banditas y ponerlas en sus dedos.

—. ¿Mejor? - pregunta, besando los dedos con delicadeza.

—. Mucho mejor - respondió, besando la mejilla del mayor.

—. ¡Corte! ¡Corte! - interrumpe Carre —. ¿Qué dorama es esté y por qué no estoy recibiendo un sueldo por ser un personaje secundario?

Los demás se rieron, incluyendo a la pareja de adolescentes.

Todo parecía estar tan bien, ¿por qué tenía que acabar?

—. ¿A dónde me llevas? - pregunta Quackity, con sus ojos cerrados y una sonrisa en sus labios.

Spreen sonreía al guiar sus pasos, ansioso y un poco nervioso.

—. Ya lo verás, te encantará - responde, acariciando los hombros que sujetaba para guiarlo.

Dentro de dos días debía partir al extranjero, y no podría llevarse nada de Quackity, porque nada los unía más que lo que sentían y el título "novios".

Quackity no protestó, se dejó guiar con total confianza, entre rocas y tierra. Estaba confundido, porque ese jueves tuvo que cancelar su ensayo con la banda por la invitación "urgente" que le hizo Spreen. Salieron por la mañana y recién llegaron a su distinto a las tres de la tarde, además de que Spreen no le ha comentado de absolutamente nada.

—. Bien, abre los ojos - dice, sonriente.

Él obedeció, abriendo sus ojos y acomodándose a la luz del sol. Abrió sus ojos con sorpresa al ver frente a él un espacioso lago cristalino, con montañas extensas de fondo y varios patos en el lugar. La tierra estaba bañada en flores de distintos colores, haciendo que el aire sea oloroso y tranquilo.

Bajo un árbol y frente al lago había una manta con una heladera y varias mochilas, así como otros objetos.

—. Este es terreno privado, es un lugar que mi padre le compró a mi madre en sus tiempos de adolescencia - dice, tomando la mano de Quackity con una sonrisa —. Por razones de edad y finanzas propias, no puedo comprarte algo como esto, pero sí algo como eso.

Spreen señaló la manta, Quackity lo miró y siguió la indicación de acercarse. Sobre la manta, además de la hielera y las mochilas, había una pequeña caja de madera. La tomó entre sus manos y se giró a ver a Spreen, quien le sonrió y le indicó abrirla.

My Boy - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora