15/12/20
Ya había pasado más de un mes desde aquella noche, nos habíamos hecho muy cercanas a Clara después de salir varias veces con ella y era como si la conociésemos desde pequeñas. Uno de los días más importantes en nuestra amistad fue la fiesta de pijamas de su cumpleaños, ya que habíamos hablado de todo y me había servido para reforzar lazos con Cande y para confiar en Clara.
Últimamente estaba muy cansada, mañana empezaban los exámenes que me harían en la universidad para comprobar que había estudiado durante todo el trimestre, lo que significaba tres meses de exámenes y trabajos acumulados en tres días. Llevaba dos semanas estudiando sin parar, me había esforzado mucho desde septiembre pero aún así sentía que no me sabía nada y que todo iba salir mal. Otra cosa que me movía a no levantarme del escritorio excepto para trabajar era la sensación de que si no aprobaba, irme de Gijón no habría servido de nada y todo lo que me habían dicho mis padres durante todos esos años son verdades, verdades de las que intenté escapar, a las que intenté negarme pero cada golpe y cada insulto no sería más que cosas que en verdad me merezco. Pues a pesar de que varias personas habían tratado de convencerme de que nada de eso era realidad y de que solo se movían por la rabia hacia mi persona, seguía habiendo una herida en mi corazón que dolía como el primer día y que temo que nunca se cicatrice.
Me senté a comer mientras estudiaba Derecho Romano. La casa estaba en absoluto silencio ya que estaba yo sola. Cande solo venía para dormir, faltaba poco más de una semana para la actuación y se pasaba la tarde ensayando así que cuando salía de la universidad iba directa a la academia y comía por el camino. A parte de eso nos veíamos de vez en cuando por la cafetería, ella era la encargada y de vez en cuando tenía que pasarse por allí para revisar que todo estuviese en orden.
Seguí acabando trabajos y repasando las últimas cosas hasta las cuatro y media, que me empecé a preparar para ir a trabajar. Cuando llegué no había mucha gente, hoy sólo estábamos Carmen y yo; pero ella se marcharía sobre las seis y me encargaría yo de cerrar el local. Seguí limpiando y atendiendo mesas cuando ella se marchó y no tuve ningún problema ya que como dije, había muy poca gente y me las arreglaba perfectamente. Estaba preparando una orden, cuando oigo una voz masculina a mis espaldas.
-Perdone, ¿me puede poner un café con leche?
-Sí, claro - le contestó mientras me giro- puede sentarse y ya se lo -corto la frase al ver a quién tengo delante, se me abren los ojos como platos, pero cuando me doy cuenta rápido e intento disimular- se lo llevo yo cuando esté listo.
-Muchas gracias - contesta él ofreciéndome una sonrisa.
Llevo los cafés que ya estaban listos ala mesa lo más tranquila posible, y luego me meto rápidamente en el cuarto de detrás de la barra y cojo el teléfono para mandarle un mensaje a Cande:
Candelabro♡♡
NO TE VAS A CREER QUIÉN ESTÁ EN LA CAFETERÍA
nada más y nada menos que el mismísimo
CARLOS SAINZ JÚNIOR
te juro que ni yo me lo creo pero esta sentado en una mesa y me ha sonreído cuando ha pedido un café con leche
NO ESTOY SOPORTANDO
tienes que venir lo más rápido que puedas
18:42
Salí de la trastienda sonriendo, dispuesta a preparar el café con leche más perfecto del mundo, no todos los días tiene una la oportunidad de servirle un café a Carlos Sainz. Mientras tanto, me fijé ya no quedaba nadie más en la cafetería, y supuse que el piloto estaría aliviado de tener la tarde tranquila. Se lo serví lo más serena que pude, aunque estaba temblando de los nervios, así que no sé como me apañé con la bandeja. Luego volví a por mi teléfono y lo apoyé en la barra esperando a una respuesta por parte de mi amiga, mientras limpiaba otras mesas. Por cierto fue dicho y hecho, ya que un par de minutos más tarde me llegó una notificación:
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Tu refugio | Lando Norris
FanfictionElla tiene un pasado complicado. Él, todo un futuro por delante.