Capítulo 12: Agua, compras y maquillaje

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12/8/2021

-LANDO NORRIS, COMO NO PISES EL PUTO FRENO TE MATO- le amenazo, agarrándome con todas mis fuerzas a su torso.

-Si me matas te quedas sin piloto- se burla de mi.

-No es gracioso- cierro lo ojos y aprieto mis brazos su alrededor.

Al final, Charles y Cande ganan la carrera, con Carlos y Clara segundos. Nosotros llegamos los últimos, sin embargo soy la primera en bajarme de la moto acuática. Norris al verme, levanta una ceja divertido.

-Oh, vamos Clau- se queja Candela- todavía tenemos un hora por delante.

-Ni de coña me subo a un vehículo con motor, en el que esté conduciendo él-señalo al piloto británico.

-Pero no te vas a quedar tu aquí sola, mujer-trata de convencerme Carlos- que hay que aprovechar el día.

Yo me cruzo de brazos y mantengo mi postura, lo llevan claro si creen que me voy a montar otra vez con él. Con la velocidad que agarra no me sorprendería que en cualquier momento saliésemos disparados mar adentro, y perdiésemos el control del vehículo, quedándonos a la deriva. Me estremezco al dejar que estos pensamientos crucen mi mente y los elimino rápidamente.

-¿Y si hacemos un cambio y conducimos nosotras?- sugiere Clari, desde que se peleó a primera hora con Carlos por quien conducía, apuesto a que tiene unas ganas inmensas de estar ella al volante.

Al oír la propuesta de mi amiga los tres hombres presentes se quejan en voz alta, lo cual provoca una sonrisa por mi parte.

-En ese caso, no tengo ningún problema en reanudar nuestra ruta- apoyo el plan.

-Yo secundo la idea- levanta la mano dramáticamente la rubia, quien no había opinado hasta ahora.

-Pues está decidido.

Las chicas cambian posiciones con sus acompañantes y yo me dirijo a subirme delante de Lando, él me ayuda y una vez estamos todos, retomamos la marcha. 

-¿Tú sabes conducir esto?- me pregunta mi acompañante, algo temeroso.

-Que va, pero siempre hay una primera vez ¿no?- le contesto siendo completamente sincera- tú por si acaso no me hables mucho, no vaya a ser que me desconcentre y nos acabemos estrellando-acabo, para meterle un poco de miedo.

-Entonces...-empieza a decir-¿mi voz te desconcentra?- se burla, lo que provoca que yo resople.

-¿De verdad solo te vas a quedar con eso?

-Mm- finge pensar-si.

Yo solo sonrío, porque tengo que admitir que me ha hecho un poco de gracia, y me centro en el mar delante de nosotros. Al ir yo al volante, la velocidad es menor a cuando conducía Lando, así que puedo ir observando los detalles del paisaje a mi alrededor. La moto chocando contra el leve movimiento del mar nos mece y las pequeñas gotas que levantamos nos salpican sin mucha fuerza. El cielo está teñido de un azul intenso y no se ve ni una sola nube, a lo lejos podemos ver el puerto donde alquilamos las motos y todas las edificaciones que se encuentran detrás de este. Inspiro la suave brisa marina que nos guarda del calor, el olor a sal inunda mis fosas nasales y me trae recuerdos de las tardes que pasaba con Cande y su familia en la playa de San Lorenzo; jugando con la arena y salpicándonos en el agua. El liviano viento levanta los pocos mechones que se han soltado de mi coleta y se cuela entre las mangas de mi blusa blanca. A pesar de que está desabrochada, no se va hacia atrás ya que las manos de Lando en mi cintura no permiten que se separe de mi cuerpo. El británico atrás mío mantiene distancia entre nuestros cuerpos, de forma que el viento también golpea su cabello, desordenándolo.

Tu refugio | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora