Capítulo 2:Recuerdos

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5/11/2020

Me desperté sobre las ocho y media, ya que no conseguía volver a conciliar el sueño. No había ningún ruido en el piso porque Candela ya se había marchado para ir a la universidad.
Me preparé un colacao calentito, y me lo tomé mientras miraba mi teléfono. Me duché y me cambié de ropa para ir al super, ya por más que quisiese no íbamos a sobrevivir a base de pizza. Compré de todo: comida, vajilla, cubiertos, productos y utensilios de limpieza, cacharros de las cocina, etc.

Al llegar fui a mi habitación, saqué el ordenador, los apuntes y el estuche de la mochila; y me dispuse a seguir con el curso de la universidad. Me había matriculado en la universidad de derecho, pero como no estaba en Madrid llegué a un acuerdo con la universidad de hacer el primer trimestre desde casa y luego ya me incorporaría a la clase para hacer el resto del curso de forma presencial. Más tarde, al mediodía, llegaron los chicos de los muebles; los subieron al piso y me ayudaron a colocarlos en cada habitación. Cuando se marcharon eran las dos y algo de la tarde así que fui a la cocina y preparé algo de pasta porque estaba bastante cansada y no tenía ninguna gana de cocinar algo que requiriese más tiempo.

Cande volvió sobre las tres y media de la universidad, pero tampoco estuvo conmigo mucho tiempo ya que debía irse a entrenar. Así que me pase la tarde sola ordenando toda la ropa de mi habitación y lo que había comprado por la mañana. 

Ya por la noche, mientras estábamos cenando, Candela me empezó a explicar sobre la cafetería en la que empezaría a trabajar mañana.
-Ya verás que es muy bonita- me dijo- es así como vintage y es muy acogedora.
- Estoy segura de que me gustará, pero una preguntita, ¿ estarás por ahí no?- le pregunté- Porque obviamente habrá más camareros pero no sé cómo me llevaré con ellos.
- Iré de vez en cuando a visitarte y a supervisar que todo esté en orden -me contestó - pero de todas maneras, los camareros son muy majos. Por lo menos en cuanto a clientes se refiere. Pero tú estate tranquila que con lo buena que eres tú te van a coger cariño enseguida.
- Espero, no me gustaría que hubiese mal rollo si vamos a vernos casi todos los días.
- Tú relájate, e intenta no ponerte nerviosa que todo va a ir bien te lo prometo.
- Más vale -añadí más para mí que para ella- bueno, va siendo hora de recoger que tú mañana tienes uni, y yo no quiero llegar tarde el primer día.
- Pues venga, yo limpio la mesa y tú recoges los platos- dijo guiñándome uno ojo.
- Tendrás morro- le repliqué riéndome.

••••

Sentía que me ardía la piel y los golpes cada vez eran más fuertes.
-Niña del demonio - escuché a lo lejos- la próxima vez serás más agradecida con lo que tienes.
Me acerqué en busca del sonido a pesar de que el dolor cada vez era más fuerte.
- Por favor, para - escuché a una niña sollozar- prometo que no volverá a pasar ¿si?
- Serás insolente - replicó una tercera voz- ¿ cuántas veces te hemos dicho que nos respetes? Somos tus padres y no consentiremos estas tonterías.

La escena frente a mis ojos me dejó sin palabras una niña en el suelo con los brazos llenos de marcas rojas, hechas por el cinturón con el que su padre la estaba golpeando y una mujer, que supuse que era la madre de la niña, mirando y gritándole a la pobre criatura.

Miré hacia mis brazos, que ardían de dolor, y vi unas marcas idénticas a las de la niña. En ese momento, los adultos se giraron hacia mí.
- Has vuelto- me dijeron.
-¿ Qué? - les contesté confundida.
- Te crees que te educamos para abandonarnos en el momento en el que más te necesitábamos- me dijo la señora.

De repente me di cuenta de que aquellas personas eran mis padres. Retrocedí un par de pasos cuando empezaron a acercarse.

-A donde crees que vas cariño, sabes que los malos comportamientos tienen consecuencias - me amenazó mi padre, alzando el cinturón en su mano derecha.
Impulsivamente levanté los brazos para cubrirme la cabeza, pero no sirvió de mucho; ya que en seguida se acercó mi madre para sujetarlos y apartarlos de mi cuerpo, mientras mi padre descargaba toda su ira contra mi piel con golpes cada vez más dolorosos en zonas menos protegidas. Yo gritaba, esperando que alguien viniese para salvarme o para que se dieran cuenta de que ya había aprendido la lección; que no volvería a hacer nada malo y que volvería a casa a hacer todo lo que me mandasen sin rechistar. Pero en vez de eso, sentí agua fría de golpe y me desperté.
- Clau ¿ estás bien?- sentí la voz de Candela y sus manos tocando mi cara- respira ¿si?, estoy aquí contigo y no me voy a ir. Estás a salvo, estás conmigo.
Poco a poco mi vista se fue enfocando en la persona que tenía enfrente. Candela me miraba preocupada, esperando a que hablase o que me moviese. Y no tuve otro impulso que abrazarla, cosa que me correspondió al instante.
- ¿ Qué ha pasado?- le pregunté con la voz temblorosa.
- Creo que has tenido una pesadilla- me contestó con voz delicada- me he despertado porque escuchaba gritos y en cuanto me di cuenta de que eras tú me levanté corriendo. Cuando abrí la puerta te movías muy bruscamente, llorabas y gritabas un montón; intenté despertarte moviéndote pero no funcionaba, así que tuve que rellenar un cubo con agua y tirártelo encima.
-Gracias
-¿Tan malo ha sido?
- He soñado con ellos -le dije sin mirarla a la cara- y con sus "métodos educativos".
-Oh Clau, lo siento mucho- dijo abrazándome más fuerte- ¿quieres hablar de ello?
Negué con la cabeza- ¿puedes quedarte a dormir?- le pregunté bajito.
- Por supuesto que sí, sabes que no tengo ningún problema. Y en cuanto te sientas preparada para desahogarte estoy aquí, ¿vale?; no estás sola, me tienes aquí para lo que necesites.
Asentí y me aparté lentamente del abrazo, por mucho que me costase y le dejé hueco en la cama. Ella se durmió al poco rato, pero yo fui incapaz. La pesadilla se repetía una y otra vez en mi cabeza, pensé que al marcharme de casa olvidaría todo lo relacionado con mis padres, pero ahora lo veía complicado; esos hechos serían difíciles de borrar y más con tantas cicatrices que me trasportaban al pasado casa vez que las veía.

 La pesadilla se repetía una y otra vez en mi cabeza, pensé que al marcharme de casa olvidaría todo lo relacionado con mis padres, pero ahora lo veía complicado; esos hechos serían difíciles de borrar y más con tantas cicatrices que me trasportaba...

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buenas buenass personitas

os dejo por aquí ese capítulo me costó mucho escribirlo ya que este tema es difícil de tratar y confieso que se me ha escapado alguna lagrimita en el proceso pero espero que vosotros halláis disfrutado la lectura

os leo ♡♡♡

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