"Deja eso. Romperás algo y terminarás haciéndote daño."
"¿Lo hago bien?" Edward, de diez años, hizo su mejor esfuerzo por mantener la cuerda del arco tirante. Le temblaban los brazos un poco mientras fingía que lo tenía todo bajo control, incluso si Aleksander podía ver que se le ponía la cara roja de aguantar la respiración.
El adolescente dejó a un lado la espada que estaba afilando y la clavó en el pastoso suelo de tierra. Había al menos seis centímetros de nieve cubriendo el patio trasero que funcionaba como patio de entreno. Sus botas se hundieron a cada paso mientras se acercaba a su primo pequeño.
Le colocó los hombros a Edward en una postura que el cachorro se sorprendió al encontrarla mil veces más cómoda. Le sonrió a su primo, y Aleksander le devolvió la breve sonrisa. Palmeó el hombro de Edward de manera fraternal.
Estaban en aquella etapa en la que, si bien se llevaban seis años, la diferencia de edad destacaba más. Aleksander se había desarrollado y presentado como un alfa, no fue ninguna sorpresa teniendo en cuenta el legado que los Styles había estado dejando a su paso. Edward aún era un cachorro. Si le preguntabas a Edward quién era la persona que más admiraba, ese sería su primo Aleksander.
Era ágil con la espada. Tenía una personalidad suave y no agresiva, el reflejo de una crianza en la que predominó su madre y no su padre Loke. El tío de los trillizos. Eso lo ayudaba a no dejarse guiar por las emociones fuertes y cometer errores de novato, como solía decir el viejo Eskel.
Fue en cuestión de segundos que esa vidriera se rompiese. Aleksander se dio la vuelta para recuperar la espada y seguidamente escuchó el inconfundible ruido de cristal desarmado. Miró a Edward de nuevo, con ojos bastante abiertos y desconcierto. Su primo pequeño lo miraba con pánico. La flecha ya no estaba en el arco, sino en la cabaña del viejo Eskel.
"Faen [Joder]." Susurró el alfa. Oyó al viejo refunfuñar y protestar desde el interior de la casa. Aleksander miró otra vez a Edward. El cachorro se había quedado quieto en su sitio, con el arco en las manos.
"Pero será posible..."
Le quitó el arco a Edward de un tirón. Eskel abrió la puerta del patio de su cabaña con un portazo. La inconfundible pata de palo de aquel viejo y retirado ex soldado era algo que perturbaba a Edward desde pequeño. Se la arrancaron en batalla.
"Muy bien, se acabó. ¿Quién de los dos ha sido?" Gruñó. Edward miró a Aleksander con un nerviosismo que lo había dejado tenso. Eskel no se perdió ese gesto. "Ven aquí ahora mismo. Vas a..."
"He sido yo." La firmeza con la que lo dijo dejó callado al mutilado. Aleksander hizo un gesto con el arco. "Se me fue la flecha. Quería darle a esa diana de allí. Ha sido culpa mía, Eskel. Lo siento."
"¿Y esa espada de ahí?"
"Terminé de afilarla hace media hora. Me puse con el arco." Gracias al nivel de la nieve el viejo no podía comprobar si verdaderamente la punta de la espada estaba afilada. "Lo siento." Añadió otra vez.
Eskel frunció los labios y resopló decepcionado. Refunfuñó algo entre dientes, insultando la pésima puntería de Aleksander.
"Diez vueltas. Alrededor de la aldea. Sin atajos." Sentenció. "También vas a pulir el resto de las espadas que hay en el cofre de ahí. Yo que tú me iba buscando trapos para las manos, vas a terminar con dedos encallados."
"Sí, señor."
"Mira que fallar un tiro tan sencillo..."
"Lo siento, señor."

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blåøyde omega ;; trillizos!styles
FanfictionLos problemas económicos y políticos arrastran a Louis a una manada salvaje como oferta de paz. Será mordido y reclamado por tres alfas, los trillizos Styles.