Jueves y viernes se me habían pasado volando, todo fue tan monótono que me aburría en cada clase, no hablaba mucho y solo pensaba en Samuel, eso era demasiado extraño, pero increíblemente era lo más cercano a un amigo que tenía en la universidad. Después de haberle contestado el mensaje solo dijo que me preparara para tenerlo a mi lado interrogándome o simplemente molestándome, pero ni eso sucedió, al parecer tenía cosas mucho más importantes que preguntarle a alguien acerca de su vida.
El fin de semana la pasé en mi departamento, saliendo de vez en cuando para ir por algo de comer, no quería despejarme, necesitaba aclarar si o si aquella duda que me tenía loco, si seguía así iba a terminar con grabes problemas mentales, pero solo los notaría yo puesto que solo yo sabría que pasaba conmigo.
Por más que intentaba ordenar todo lo que en mi cabeza pasaba no podía, estar encerrado no me servía de mucho, necesitaba aire.
Salí a una cafetería que se encontraba a media hora de mi departamento, perfecto para no pasar tanto tiempo en taxi e incluso venirme caminando para refrescarme después de llegar a un punto en específico.
Estando ahí y con mi capuchino en mano medité sobre todos y cada una de mis acciones, obviamente inicié en España puesto que con Gizelle salieron las cosas mal y es por la simple y sencilla razón de aquel supuesto engaño, pero no tenía ninguna intención de lastimarla, realmente me sentía bien con ella, pero ¿qué persona se quedaría con dignidad propia al encontrar a su pareja con alguien de su mismo sexo?
Todo inició cuando estaba en mi último día de lo que aquí en México es la preparatoria. Yo conocía a Gizelle desde un año atrás y era más que obvio que terminaríamos juntos, ella gustaba de mi y yo me sentía bien a lado de ella, todo iba bien, eramos una pareja "Normal" hasta que empezamos a salir oficialmente como novios, ella se había convertido en una chica posesiva, celosa y caprichosa, tenía que desvivirme por ella, dejé algunas amistades con chicas de nuestro circulo de amigos e incluso llegué a pelearme con una de ellas, dándole ciegamente una mayor prioridad a Gizelle, como solo me podía llevar con chicos, estaba rodeado de ellos, íbamos a fiestas juntos, salíamos de noche juntos, hasta que me hice de amigos, eramos 4, entre ellos estaba Sebastían, era un chico demasiado guapo, tenía el cabello oscuro, ojos azules y era alto, unos cinco centímetros más que yo, él se había convertido en un gran amigo, salíamos todos los fines de semana, algunas veces sin Gizelle, me invitaba a su casa a ver los partidos, eramos inseparables, para mi era algo extraño porque nuestra relación de amistad era demasiado... Incluso para Gizelle, que se quejaba algunas veces porque salía más con Sebastían que con ella, otra vez más le di la prioridad a Gizelle y me alejé de Sebastían. Llevaba algunas semanas sin verlo, sin saber de él y me sentía extrañamente sin ganas de hacer algo, de alguna manera me había sentido vivo a lado de Sebastían, lo primero que supuse fue que era mi primer mejor amigo en años y que no recordaba la sensación de fraternidad con un hombre.
Una tarde que había invitado a Gizelle a cenar en mi departamento tocaron el timbre, extrañado me acerqué, era imposible que fuera Gizelle, faltaba 1 hora para que llegase. Abrí la puerta y...
-Hola Guillermo.- Dijo con voz apagada.
-Hola Sebastían, ¿Sucede algo?.- Estaba sorprendido, ¿qué hacía él ahí?
-¿Puedo pasar? No me siento seguro acá afuera.
-Claro.- Ojalá no fuera a tardar mucho, Gizelle llegaría y no querría verlo aquí.- Toma asiento, iré rápido a la cocina, ¿Se te ofrece algo?.
-No, nada, ¿interrumpí algo?
Estaba a punto de decirle lo que planeaba para Gizelle, pero era mi amigo y había algo en su mirada que me preocupaba.

ESTÁS LEYENDO
Siempre tuyo.
FanfictionGuillermo Díaz tiene 22 años y es de España, surge un pequeño problema y decide irse a México a terminar con sus estudios. Ahora tiene una nueva vida y la tendrá que construir desde 0, decidir quien es, que es lo que quiere y que es lo que realment...